Washington. A un día para que se celebre el segunda parada en el calendario electoral republicano, los aspirantes a la candidatura presidencial en Estados Unidos libran una dura batalla. En menos de 24 horas, los precandidatos han celebrado este fin de semana dos encendidos debates antes de la cita electoral de mañana en New Hampshire. En el primero, realizado la noche del sábado y retransmitido por televisión, los candidatos republicanos se lanzaron entre sí duros reproches, aunque dejaron al margen al favorito en las encuestas, Mitt Romney, lo que evidenció la lucha por el segundo puesto que se está librando en estos momento de cara a los caucus de New Hampshire.
Tras la diferencia de apenas ocho votos en Iowa entre el exgobernador de Massachusetts y exsenador por Pensilvania, Rick Santorum, se esperaba un debate encarnizado en el que los aspirantes aprovecharan para torpedear al primero y hasta ahora favorito, en un intento por ganar votos de cara a las primarias de New Hampshire, en las que Romney cuenta con una ventaja de hasta 20 puntos, según las encuestas. Sin embargo, aunque trataron de consolidar posiciones y algunos, incluso, buscaron el aplauso fácil apelando a la necesidad de volver a convertir Estados Unidos en un gran país, el encuentro celebrado en la Universidad de Saint Anselm resultó algo deslavazado.
La segunda cita entre los aspirantes republicanos no fue, en cambio, tan fácil para Romney, quien tuvo que soportar los ataques de los otros cinco candidatos republicanos. Santorum y el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich cuestionaron ayer, durante el debate organizado por la cadena de televisión NBC y Facebook, que el por ahora favorito sea el candidato más fuerte para derrotar al presidente del país, Barack Obama, que se presenta a la reelección en noviembre.
"Si su historial fue tan bueno como gobernador de Massachusetts, por qué no se volvió a presentar", espetó Santorum, segundo en los caucus de Iowa, cuando Romney comentó que había creado en su estado más empleo que Obama en toda la legislatura. Por su parte, Gingrich, que ha ido perdiendo fuelle ensombrecido por el meteórico ascenso de Santorum, calificó de "tímidas" las propuestas económicas del exgobernador de Massachusetts.
Tanto el exgobernador de Utah Jon Huntsman como el gobernador de Texas, Rick Perry, mantuvieron un discreto papel durante los dos debates del fin de semana. Huntsman, que no se presentó en Iowa con la intención de lograr centrarse en New Hampshire y lograr allí un mayor número de votos, respondió a quienes le reprochan su trabajo como embajador de Estados Unidos en China durante la Administración Obama que es capaz de poner los intereses de su país por encima de su ideología, como los dos hijos suyos que sirven en la Armada "sin preguntar la filiación política del presidente".
Perry reiteró su posición como un candidato no influenciado por las políticas de Washington y bromeó al decir que algunos burócratas sufrirían por sus planes para cortar el gasto público en el departamento de Educación, Comercio y Energía. En materia económica, Gingrich abogó por un recorte en los planes de los seguros médicos Medicare y Medicaid para ahorrar 1.000 billones de dólares en los próximos 10 años, mientras que Santorum y Huntsman coincidieron en señalar que acabarían con beneficios del Seguro Social para los jubilados más ricos.
Las guerras Por su parte, Ron Paul apuntó que "no podemos estar en 130 países, participar en la construcción nacional y tener 900 bases en el extranjero", en una crítica directa a la política exterior de la Administración Obama tras el fin de una década de guerras. Preguntados por el remanente de tropas en Afganistán, Huntsman consideró que después de diez años en el país y tras la muerte de Bin Laden "es hora de volver a casa". Al respecto, Romney manifestó que aunque le gustaría traer las tropas de Afganistán lo antes posible consultaría primero con los comandantes.