Berlín. El cuestionado presidente alemán, Christian Wulff, se aferra a su cargo y apuesta a que el escándalo en el que se ha visto envuelto desde hace casi un mes haya sido cubierto por el manto del olvido en el lapso de un año. El máximo representante del Estado alemán, al que llueven críticas por un crédito inmobiliario, sus vacaciones en casa de hombres poderosos y el intento de frenar publicaciones al respecto, ha elegido una terminología marcial para defenderse.
Wulff se ha mostrado ante sus colaboradores confiado de que "esta tempestad de acero amaine pronto", según comenta la edición dominical del Frankfurter Allgemeine Zeitung. Wulff utilizó el término Stahlgewitter (tempestad de acero), un vocablo marcial. In Stahlgewittern (Tempestades de acero) es el título de la obra sobre las vivencias de un soldado en la Primera Guerra Mundial que encumbró a la fama al alemán Ernst Jünger.
El jefe de Estado germano, al parecer, se siente como si estuviera en medio de una lluvia de balas y granadas y espera salir fortalecido e indemne de ellas. "El escándalo haya sido olvidado en un año", prometió Wulff a sus colaboradores en una recepción interna con motivo del Año Nuevo. Pero aún está por verse si el ex primer ministro de Baja Sajonia seguirá siendo la máxima autoridad del país.
Los diarios no cesan de publicar nuevos detalles sobre el crédito que contrajo para financiar una casa para su segunda familia y la oposición ha dejado de lado el recato para llamarle abiertamente a dimitir. La secretaria general del Partido Socialdemócrata, Andrea Nahles, fue incluso más allá al demandar ayer la celebración de elecciones generales anticipadas en caso de que deje el cargo quien fue impuesto por Merkel para suceder a Horst Köhler a mediados de 2010. La canciller, por su parte, se ha limitado a expresar "su alta estima" por Wulff a través de su portavoz, intentando poner punto final al asunto.