Copenhague. Anders Behring Breivik, autor confeso de los atentados de Oslo en los que murieron 77 personas, intentó ayer exponer sus ideas y dirigirse a los familiares de las víctimas y a los supervivientes presentes en su primera comparecencia pública ante un tribunal. Sin embargo el juez Torkjel Nesheim impidió al militante ultraderechista hablar directamente con ellos ya que el objeto de la vista era, en exclusiva, dilucidar su régimen carcelario. Pese a todo Breivik se presentó a sí mismo como "comandante militar del movimiento de resistencia anticomunista noruego". "Cuando dos partes se encuentran, lo normal es que ambas se presenten. Soy un comandante militar del movimiento de resistencia anticomunista noruego y jefe justiciar de la orden de los Caballeros Templarios", afirmó.

El fundamentalista cristiano dijo no reconocer la autoridad del tribunal, al que acusó de aceptar órdenes de "quienes apoyan el multiculturalismo", que definió como "una ideología del odio que apoya la deconstrucción de la sociedad y del grupo étnico noruegos". Tal y como había hecho hasta ahora, Breivik -vestido con un traje oscuro, camisa blanca y corbata- reconoció los hechos, pero se declaró inocente, rechazó la prisión y pidió ser liberado.

Preguntado por su abogado por su situación de aislamiento en la prisión de Ila, al oeste de Oslo, dijo no tener "grandes problemas", si bien admitió que al principio le costó "adaptarse a una existencia muy pasiva cuando se es muy activo".

Según medios noruegos, Breivik, que no estaba esposado, se mostró algo nervioso al inicio, aunque durante algunos momentos esbozó lo que parecía una sonrisa.

Varios de los familiares y de los supervivientes presentes en la sala la abandonaron a mitad de la vista, la cuarta comparecencia de Breivik ante los tribunales desde su detención.

el fallo La corte de Oslo prohibió que se filmara la comparecencia, así como sacar fotos del sospechoso, por deseo de éste, aunque levantó la restricción inicial de no dejar a los medios hacer referencia al contenido de la vista, cuyo desenlace fue el esperado. En el fallo, difundido más de una hora después, el juez aceptó la petición de la Fiscalía de prolongar doce semanas la prisión preventiva, que consideró "suficientemente fundamentada", por la gravedad de los hechos, la confesión del propio Breivik y porque existe un "riesgo" de que pueda destruir evidencias en caso de ser liberado. El juez optó sin embargo por prolongar por un plazo más corto las prohibiciones de recibir cartas y visitas, que durará ocho semanas, y de tener contacto con los medios, por cuatro.

Aunque Breivik ya no está sometido desde hace un mes a aislamiento total, en la práctica su situación no ha variado, ya que es el único prisionero de Ila en régimen de máxima seguridad. La corte de Oslo anunció también la fecha de inicio del juicio contra él que será el próximo 16 de abril y se calcula que durará alrededor de diez semanas.