París. El domingo, en una segunda vuelta entre Martine Aubry y François Hollande -la Angela Merkel de izquierda contra el filántropo moderado-, se desvelará el nombre del candidato socialista que disputará la presidencia de la República a Nicolas Sarkozy . Para el principal partido opositor francés, se trata ahora de no poner en riesgo, con una disputa interna, el éxito logrado en la primera vuelta. Con la unidad está en juego nada más y nada menos que el proyecto caída de Sarkozy. Según las últimas encuestas, el Partido Socialista tiene una buena probabilidad de ganar las elecciones presidenciales del año próximo.
Las expectativas de los socialistas ni siquiera cayeron después de que Dominique Strauss-Kahn, el gran favorito a convertirse en el rival de Sarkozy, quedara fuera de la carrera tras ser arrestado y acusado por presunta violación en EEUU. Pero justamente estas grandes perspectivas de ganar son las que podrían inducir a los aspirantes a disputarse en los próximos días el voto apelando a duras acusaciones.
enfrentados a nivel personal Que los dos precandidatos no se quieren, es algo que nunca han ocultado el que fuera durante años presidente del partido y su sucesora. Aubry, de 61 años, calificó de "blandengue" a Hollande, de 57. Él, por su parte, la acusó de "mentirosa". Ahora, el que inclinará la balanza será Arnaud Montebourg, de 48 años. Con su campaña crítica a la globalización, logró en la primera vuelta sorpresivamente el 17% de los votos. Se espera que ahora aconseje a sus seguidores votar por Aubry. Ella, al igual que Montebourg, se coloca en el ala izquierda del partido. "Hollande no tiene motivo para un gran entusiasmo, aún cuando ganó la carrera de la primera ronda electoral", señaló ayer Le Figaro, cercano al gobierno. La acusación de Aubry y Montebourg está lista. El contenido: "Hollande es demasiado complaciente. Con él la izquierda perdería su espíritu", escribió el periódico.
Para el jocoso hijo de un médico de Normandía, la situación podría ser difícil. Si bien los encuestadores le pronosticaron un éxito también en la segunda ronda, para la primera habían previsto una mayor ventaja frente a Aubry. La diferencia es, según los datos preliminares, de 8,5 puntos. El propio Hollande admitió ayer que el resultado está abierto. No hay grandes diferencias entre los programas de ambos. Tanto Hollande como Aubry son considerados partidarios prorreformistas de una política más amigable con los trabajadores, así como proeuropeos. Solo en temas como la energía nuclear hay grandes diferencias de opinión. Aubry, quien recibió el respaldo de Strauss-Kahn, prometió abandonar la energía atómica, mientras que Hollande dijo que en principio la reducirá. Para la organización ecologista Greenpeace las dos posiciones son poco convincentes.