París. El jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy, se reunió ayer con su primer ministro, François Fillon, y con el secretario general de la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP), Jean-François Copé, tras la histórica derrota ante la izquierda en el Senado en el último test electoral antes de las Presidenciales de 2012.
El resultado electoral, que dio la mayoría absoluta a la izquierda en la cámara alta por primera vez desde la fundación de la V República en 1958, es "una seria advertencia" para los conservadores de la UMP de Sarkozy, según el ministro de Agricultura, Bruno Le Maire.
La izquierda, por su parte, insiste en el carácter "histórico" de los comicios y arroja la derrota sobre los hombros de Sarkozy para desgastar a un presidente que ve cómo la economía francesa se ha estancado en el último trimestre, el paro sigue en un 9,6% de la población activa y que tiene que lidiar con varios presuntos escándalos de corrupción en su partido.
Los sondeos, como el último elaborado por TNS Sofres, indican que el 83% de los franceses creen que "las cosas van a ir de mal en peor". Por ello desde el Partido Socialista (PS), que celebrará primarias a dos vueltas el 9 y el 16 de octubre para designar a su candidato a la Presidencia, se habla ya de "descomposición del sistema político" de Sarkozy.
François Hollande, favorito por delante de Martine Aubry para convertirse en líder del PS, aseguró tras conocerse la victoria de la izquierda en el Senado que es "premonitoria de lo que sucederá en 2012" y recalcó que el resultado es "un fracaso serio, grave", para Sarkozy.
Hollande advirtió, no obstante, de que ya en el pasado la izquierda logró "ganar las elecciones intermedias" y no las Presidenciales.
Similar entusiasmo muestran los ecologistas, que a través de su candidata al Elíseo, la jueza Eva Joly, aseguraron que es "una verdadera señal para la próxima cita electoral".
"La victoria (...) es el primer paso. El cambio real tendrá lugar en las urnas el 22 de abril de 2012", indicó Joly en unas declaraciones muy similares a las del secretario general del Partido Comunista Francés (PCF), Pierre Laurent, a pesar de que su formación perdió 3 senadores de los 24 que tenía.
Desde un punto de vista práctico, que la izquierda controle el Senado supone un contratiempo para los conservadores, que pueden esperar que los senadores ralenticen las medidas adoptadas por el Gobierno y aprobadas por los diputados en la Asamblea Nacional, donde la UMP conserva la mayoría.
De entrada, Sarkozy podría retroceder a la hora de incluir en la Constitución la denominada "regla de oro" para garantizar el equilibrio presupuestario que han adoptado países como Alemania o España, pues para ello necesitaría el voto de dos tercios del Parlamento (Asamblea Nacional y Senado), que ya no tiene. Los senadores no podrán bloquear las decisiones de los diputados, pero sí ralentizar su aplicación.
Si los textos no se aprueban en las dos cámaras es necesario reunir a una comisión mixta paritaria, que estiraría los debates en periodo de preelectoral, con lo que la izquierda tendría más control sobre la agenda política.