marcoule (FRANCIA). Una persona murió y otras cuatro resultaron heridas ayer en la explosión en una fábrica de tratamiento de desechos nucleares en el sureste de Francia, suceso que motivado la apertura de una investigación para esclarecer las causas y evaluar su eventual impacto.
El accidente ocurrió en un horno de fusión de metales de Centraco, perteneciente a Socodei, filial de la eléctrica francesa EDF y, según informó la Autoridad gala de Seguridad Nuclear (ASN), no produjo ninguna fuga radiactiva.
Esa instalación, situada a orillas del Ródano, a las afueras de la localidad meridional de Marcoule y a unos 65 kilómetros de Nimes, no es una fábrica de producción sino de tratamiento de residuos de baja o muy baja radiactividad, sea mediante la fusión de los desechos o a través de su incineración.
De los cuatro heridos, uno de ellos está grave, y según precisó el Ministerio francés del Interior no fue necesario proceder a ninguna medida de confinamiento o evacuación del personal.
El incendio, al parecer por una reacción química, se inició poco antes del mediodía y hacia las 13.00 horas ya había sido controlado con la ayuda de los equipos del Comisariado de la Energía Atómica de Francia (CEA), situado en las cercanías de ese centro, y de los servicios locales de socorro e incendios.
El propio Socodei subrayó ayer que el local en el que se encontraba el horno afectado está "íntegro", destacó que los dos hornos con los que cuenta han sido parados, y aseguró que las pruebas efectuadas no revelaron la existencia de una fuga radiactiva.
tranquilidad La ASN confirmó ese diagnóstico a media tarde, recalcando que no son necesarias acciones para proteger a la población, por lo que daba por cerrado su gabinete de crisis. "Es un drama humano", declaró el ministro de Industria francés, Éric Besson, al referirse a la víctima mortal y a los cuatro heridos, a la vez que puntualizó que se trata de "un accidente industrial" y no un accidente nuclear, rechazando con ello el alarmismo inicial tras la explosión.
Al lugar se desplazó la ministra de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet, con la intención de informarse personalmente sobre la situación y "tener una evaluación precisa de eventuales impactos radiológicos", según un comunicado difundido por su departamento.
En la sucesión de declaraciones tras la explosión, figuran también las palabras del director de seguridad del Instituto de Radioprotección y de Seguridad Nuclear (IRSN), Thierry Charles, quien subrayó que el impacto del accidente "se ha limitado a las instalaciones" de Marcoule, y envió un mensaje de tranquilidad a los habitantes de la zona.
La empresa, en servicio desde hace once años, insistió a lo largo del día en que los residuos que maneja son baja o muy baja radiactividad, pero no evitó con ello que organizaciones ecologistas como Greenpeace apunten a que el incidente "pone en entredicho el programa de reciclado de combustble" nuclear en el que se fundamenta la industria.
Francia es, de hecho, el país donde la energía nuclear tiene un mayor peso en términos relativos, ya que sus 58 reactores atómicos en servicio generan en torno al 75% de la electricidad.
Con esa cifra el Ejecutivo galo justifica la defensa de su apuesta por la energía nuclear, alegando además, según afirmado Besson en anteriores ocasiones, que le da "una fuerte independencia energética" y le hace disponer de una electricidad un 40% más barata que la media en Europa.
En el mundo existen 442 reactores que están repartidos en 29 países, y a la cabeza está Estados Unidos con 104. Sin embargo, el país con mayor dependencia de la energía nuclear y que posee la mayor cantidad de reactores en relación a su población es Francia, que cuenta con 58. En 2008, las centrales francesas generaron 419,8 teravatios por hora, que cubrieron el 76,2% de las necesidades energéticas del país.