El Cairo. El depuesto líder libio, Muamar al Gadafi, instó ayer a sus seguidores a "luchar hasta la muerte" para no entregar Libia a "la colonización", en un mensaje suyo leído en antena por el propietario del canal sirio Al Rai, Mishan Yaburi.
"No podemos entregar Libia a la colonización como quieren los agentes, así que no tenemos nada más que luchar hasta la muerte", señaló Gadafi, actualmente en paradero desconocido.
La difusión de las supuestas palabras de Gadafi coincidieron ayer con un golpe de mano de sus fuerzas leales en el complejo petrolero de Ras Lanuf, a unos 450 kilómetros al oeste de Bengasi, donde murieron quince rebeldes.
Aun así, Yaburi explicó que querían publicar el mensaje el domingo, pero "por motivos de seguridad" lo aplazaron hasta ayer lunes.
A juicio de Gadafi, "no puede ser que el pueblo libio vuelva a ser gobernado tras haber sido gobernador" y dueño en todas las conferencias y comités populares.
Además, consideró que el objetivo de los rebeldes es hacer que Libia vuelva al estado en el que se encontraba antes de su mandato, "cuando era propiedad de las empresas extranjeras y no propiedad del pueblo libio".
Por ese motivo, "no nos queda otra opción más que derrotar este golpe de estado, no podemos entregar nuestro petróleo a Francia", advirtió el líder derrocado. Entre tanto, las fuerzas rebeldes lanzaron una nueva ofensiva contra el interior del oasis de Bani Walid, donde consiguieron estabilizar algunas zonas y empujar a las fuerzas gadafistas hacia el zoco.
La operación comenzó poco después del amanecer, con unidades de asalto rápido que avanzaron por el frente norte armadas con fusiles y lanzagranadas clase RPG, según explicó un comandante rebelde.
El objetivo principal era despejar las entradas, limpiar tejados y ventanas de francotiradores y obligar a los gadafistas a recular hacia el mercado, donde el combate callejero ha sido intenso desde el domingo. Una vez aseguradas las posiciones, los insurrectos retornaron sobre sus pasos en espera de la ayuda de la OTAN.
500 gadafistas El optimismo de los mandos rebeldes en la capital se contrapone a la cautela de los jefes militares, que esperan una resistencia dura y quizá larga. Comandantes en el frente norte de Bani Walid recuerdan que en el interior están atrincherados más de 500 combatientes, bien entrenados, leales y disciplinados, y una centenar de francotiradores armados con fusiles, lanzagranadas, lanzacohetes, cañones antiaéreos e incluso algún tanque.
Los enfrentamientos también se reprodujeron ayer en el resto de las ciudades que aún resisten, como los oasis de Jufrah y Sebha, y la localidad costera de Sirte, cuna Gadafi y única urbe del norte que aun queda en poder de sus fieles.
De acuerdo con los rebeldes, el frente de Sirte está a unos 90 kilómetros al este de la ciudad, en el denominado "valle rojo", donde las fuerzas gadafistas se defienden con misiles tipo Grad y artillería frente a los ataques rebeldes apoyados por la OTAN.
La toma de las ciudades que aún resisten es considerada esencial por el CNT libio, que ha advertido que no formará un gobierno interino hasta que todo el territorio libio sea liberado.