Washington. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió ayer el apoyo de su país a una transición pacífica, incluyente y justa en Libia, al considerar que pese a que la situación es aún incierta y peligrosa, el régimen de Muamar el Gadafi está llegando a su fin. En su segunda declaración sobre Libia desde que los rebeldes se hicieran el pasado fin de semana con el control de la mayor parte de Trípoli, Obama instó a la cautela al advertir de que los combates "no han concluido". Desde la mansión donde se encuentra de vacaciones en la isla de Marthas Vineyard, en Massachusetts, Obama recordó que, pese a todo, "la Libia que los libios merecen se encuentra a su alcance". "Hay algo que sí está claro: el régimen de Gadafi está llegando a su fin y el futuro de Libia se encuentra en las manos de su pueblo", destacó el presidente, quien ya el domingo instó al líder libio a reconocer su derrota y entregar las armas.
En su declaración, Obama -que de modo llamativo no aludió a la situación en Siria, donde el régimen reprime con violencia a la oposición- exhortó también a la oposición agrupada en el Consejo Nacional de Transición (CNT) a encabezar una transición "pacífica, incluyente y justa" en la que se respeten los derechos de todos los ciudadanos sin excepción. "Estados Unidos será un socio y un amigo en el proceso de transición a la nueva Libia", afirmó Obama, quien aseguró que su país dará todo su apoyo posible.
En este sentido, indicó, ha dado instrucciones a sus funcionarios "para determinar qué pasos directos podemos dar y cómo podemos hacer llegar suministros a aquellos que lo necesitan, especialmente los heridos". El presidente estadounidense alabó también el papel que ha jugado la OTAN, que en los últimos seis meses ha protegido la zona de exclusión aérea en Libia como parte del mandato de la ONU de proteger a los civiles en ese país. El éxito alcanzado, subrayó, "pone de manifiesto todo lo que podemos lograr cuando actuamos al unísono".
Las declaraciones de Obama se producen mientras las potencias internacionales tratan de determinar cuáles deben ser los próximos pasos a dar en el conflicto libio. Para ello está prevista una reunión en Ginebra del Grupo de Contacto para Libia el jueves, a donde acudirán los directores políticos de Exteriores de los países miembros, según anunció ayer el Departamento de Estado.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, celebró una conferencia telefónica con varios de sus homólogos para estudiar la situación. En este sentido, se prevé que el primer ministro británico, David Cameron, pida que las Naciones Unidas aprueben una resolución aportando "apoyo legal, diplomático, político y económico" al CNT. Lo que tanto el Pentágono como la Casa Blanca han descartado tajantemente es la posibilidad de que la nueva situación lleve a un despliegue de tropas estadounidenses sobre el terreno.
Al respecto, Abdel Monein al Honi, uno de los representantes del Consejo Nacional de Transición, advirtió desde El Cairo que su país no permitirá el establecimiento de bases militares de la OTAN tras el triunfo de la revolución.
El avance de las tropas insurgentes ha hecho que naciones árabes como Egipto y Palestina hayan reconocido al CNT como gobierno legítimo. Incluso los empleados de la embajada libia en Argel, una de las pocas que quedaban leales al dictador, han arriado la bandera verde del régimen e izado en su lugar la tricolor de los insurrectos. Mientras que la Liga Árabe, organismo regional que engloba a 22 países, incluida la propia Libia, también ha reconocido al CNT. Al hilo de los acontecimientos, la canciller alemana, Angela Merkel, abogó porque la creación en Libia lo antes posible de estructuras políticas que posibiliten la transición a la democracia.