el cairo. El Gobierno egipcio no se dio ayer por satisfecho con el "lamento" israelí por la muerte de cinco militares egipcios en un incidente fronterizo, presionado además por los centenares de manifestantes que continúan su protesta frente a la Embajada israelí en El Cairo. La comisión gubernamental egipcia encargada de seguir la crisis entre ambos países dejó claro que las declaraciones del ministro israelí, Ehud Barak, que lamentó la muerte de soldados egipcios, "no son adecuadas a la dimensión del suceso ni a la indignación del pueblo egipcio".
El Ejecutivo egipcio, con el primer ministro Esam Sharaf a la cabeza, reclamó que se fije una plazo máximo para limitar una investigación conjunta, a la que Israel ha accedido, para clarificar el ataque de un avión israelí que el pasado jueves acabó con la vida de soldados egipcios en la frontera de la península del Sinaí. Dispuesto a preservar la paz con Israel, el Gobierno egipcio dijo que Israel también tiene que asumir sus responsabilidades si quiere mantener lo que ambos países han protegido desde los acuerdos de Camp David en 1979.
Ante las dudas despertadas en Israel sobre el control egipcio de la seguridad en el Sinaí, el gobierno reivindicó con determinación su soberanía en la zona, donde recientemente se ha reforzado la presencia militar. Aprovechó además para condenar los últimos ataques israelíes en la Franja de Gaza, en la misma línea que la Liga Árabe, que también expresó su solidaridad con Egipto por el incidente fronterizo. También desde El Cairo, el coordinador especial de Naciones Unidas para el proceso de paz en Oriente Medio, Robert Serry, mostró su preocupación por los últimos sucesos de violencia en la región, mientras que en Israel sus autoridades se esmeraron en calmar las aguas.
El presidente israelí, Simon Peres, presentó sus condolencias a los familiares de los soldados egipcios fallecidos, mientras que el el jefe del Gobierno, Benjamín Netanyahu, ordenó a sus ministros que no hagan declaraciones públicas sobre el asunto, según los medios locales, que dieron cuenta de la mediación de Francia y EEUU.
Aunque en un primer momento el Gobierno egipcio amenazó con retirar a su embajador en Tel Aviv y después sólo alcanzó a convocar a un responsable diplomático en El Cairo para pedirle explicaciones, los egipcios siguen sin conformarse con las diversas reacciones diplomáticas.
Por tercer día consecutivo, centenares de personas se manifestaron frente a la Embajada de Israel en El Cairo y, en un episodio de ira, un joven quitó la bandera israelí de la legación y puso en su lugar la egipcia. Al grito de "judíos, el ejército del profeta Mahoma volverá" y "el pueblo quiere que Israel se marche", los manifestantes egipcios exigieron a Israel durante día y noche que suspenda las operaciones militares en la frontera egipcia y el cese de los ataques a Gaza.
Tras haber logrado la caída del expresidente Hosni Mubarak el pasado febrero, algunos participantes de la pasada revolución se acercaron a la sede diplomática, conscientes de que la presión popular puede influir también en la política exterior egipcia hacia Israel. Un responsable militar del territorio del Sinaí reconoció ayer "cierto descontrol" en la frontera, algo que consideró "normal en todas las fronteras del mundo", según declaraciones recogidas por la agencia oficial Mena.
Sin embargo, concretó que se había restablecido la seguridad en el zona tras un mayor despliegue de tropas en el Sinaí, una zona que "se había visto algo afectada tras la revolución" que acabó con el régimen de Hosni Mubarak en febrero pasado.