Londres. El primer ministro británico, David Cameron, prometió ayer más contundencia para atajar la ola de violencia que mantiene en vilo al Reino Unido y que, hasta la fecha, se ha cobrado cuatro vidas y ha motivado 1.094 detenciones.
El jefe del Ejecutivo volvió a reunirse en la mañana de ayer con su Gabinete de crisis para evaluar la magnitud de unos disturbios sin precedentes, cuya intensidad disminuyó de forma considerable en Londres la pasada madrugada, pero que afectaron con virulencia a otras ciudades como Manchester y Liverpool.
La más perjudicada fue la primera, que experimentó en la noche del martes "niveles de violencia y delincuencia sin precedentes" en sus calles que llevaron a 113 detenciones, según datos de la Policía, que informó de que algunos de los causantes eran jóvenes de 15 años. En el área de Manchester, donde se incluye el suburbio de Salford, se incendiaron vehículos y comercios, que fueron saqueados por grupos de alborotadores, la mayoría adolescentes encapuchados.
Otro de los puntos que han sido blanco del vandalismo es la ciudad de Liverpool, al norte de Inglaterra, donde hubo 50 detenciones. También en la zona de West Midlands, con 163 detenidos, 109 de ellos en Birmingham, la segunda ciudad del país.
La virulencia de esos actos contrastó con una calma relativa y generalizada en las calles de Londres, donde el martes por la noche un despliegue de 16.000 agentes logró mantuvo bajo control la capital.
Londres, 805 detenidos Desde el sábado Scotland Yard ha detenido a 805 personas por actos violentos, desórdenes públicos y saqueos en Londres. Cameron achacó la mejora de la situación en la capital británica al mayor número de agentes en la calle y dijo que la Policía, si lo necesita, podría recurrir a cañones de agua y balas de goma para dispersar a los alborotadores.
En Londres la noche del lunes fue la más violenta, especialmente en los barrios de Croydon (sur), donde ardieron edificios como una tienda de alfombras que funcionaba desde 1867, y Enfield (norte), donde se quemó un almacén de la empresa Sony.
La violencia callejera está, por lo general, dirigida contra la Policía y protagonizada por jóvenes de unos 20 años y menores, como demuestran las imágenes de sospechosos que divulgó ayer, por segundo día consecutivo, Scotland Yard.
Ante la alarma generada entre la población, Cameron quiso tranquilizar a los británicos al asegurar que el Ejecutivo no permitirá que "una cultura del miedo" prevalezca en el Reino Unido.
"Hemos visto lo peor del Reino Unido, pero creo que también hemos visto lo mejor del Reino Unido, el millón de personas que han firmado en Facebook en apoyo de la Policía y se han unido en las operaciones de limpieza de las calles", señaló Cameron.
El premier británico, obligado a acortar sus descanso estival para encabezar la respuesta a la crisis, dijo que el país "necesitaba una respuesta" a esa "repugnante" ola de violencia y que desde el Gobierno se ha "respondido con firmeza".
Además, Cameron se mostró horrorizado por el hecho de que algunos de los alborotadores tengan "12 o 13 años", e insistió en que las cámaras de videovigilancia instaladas en las calles permitirán identificar a los culpables de los disturbios: "Foto a foto, los delincuentes será identificados, arrestados y encarcelados".
El jefe del Gobierno británico también dijo que los disturbios están causados por "una cultura de falta de responsabilidad", tanto de los jóvenes como de sus padres, y que los planes de contingencia de la Policía están por ahora abiertos.
Ante la oleada de vandalismo iniciada el sábado pasado en el barrio de Tottenham, Cameron dijo que "las autoridades afrontan un nuevo reto".