HELMAND. Las milicias talibán de Afganistán ahorcaron a un niño de ocho años para vengarse de su padre, un agente de Policía que se había negado a combatir en sus filas. El cuerpo del menor, secuestrado cuatro días antes en un mercado, apareció ahorcado el pasado viernes en el distrito de Gereshk, en la provincia de Helmand (sur), según informó el Ministerio, citado por la agencia rusa de noticias RIA Novosti. El agente de Policía afgano cuyo hijo, se negó a darles a los insurgentes su vehículo oficial a cambio de la liberación del niño, según reconoció él mismo.

"Estaba arreglando mi coche en el taller cuando el secuestrador me llamó tres veces y me solicitó que les llevara el coche de Policía. Le dije que no", explicó el agente de Policía Mohammad Dawood. "Me advirtieron de que si no les llevaba el coche, matarían a mi hijo. Yo les dije: aunque matéis a toda mi familia, no os daré el coche de Policía", indicó Dawood, que fue informado entonces de su hijo había sido ahorcado. Los talibán le informaron el viernes del lugar en el que encontraría el cuerpo de su hijo mayor, Ibrahim.

Los talibán habían secuestrado al niño seis días antes y decidieron ahorcarlo cuando su padre se negó a incorporarse a la insurgencia, según explicó el jefe de la Policía en el distrito de Gereshk, el coronel Saifurahman Rashidi, jefe del propio Dawood. Los talibán se responsabilizaron del ahorcamiento del niño mediante un mensaje de texto enviado desde un teléfono que habitualmente utiliza un portavoz del grupo integrista.

El presidente afgano, Hamid Karzai, condenó el ahorcamiento y aseguró que fue "un crimen brutal y cobarde que no es aceptable en ninguna religión o cultura". El pasado mes de junio, el Gobierno aseguró que una niña de ocho años murió cuando se acercaba a un puesto de control de la Policía en el sur del país por la explosión de una mochila con explosivos que le habían dado los talibán.

El pasado mes de mayo, la Policía afgana detuvo a cuatro niños, de menos de trece años de edad, que supuestamente habían sido reclutados por los talibán para actuar como terroristas suicidas. Uno de los menores explicó entonces que los insurgentes les habían dicho que sobrevivirían a los atentados suicidas. Tras la detención, los talibán negaron que estén reclutando a niños para realizar atentados suicidas. Según la prensa afgana, los talibán ahorcaron en junio de 2010 a un niño de siete años por "espiar a favor de la OTAN".