Nairobi. La ONU calcula que necesita 1.600 millones de dólares (algo más de 1.140 millones de euros) para afrontar la hambruna en el Cuerno de África, mientras la subdirectora del PMA para Kenia, Pippa Bradford, advirtió desde Nairobi de que la sequía en la zona "va a ser muy dura", y que harán falta "más contribuciones de los donantes".
En otro orden de cosas, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) abrirá hoy un puente aéreo de ayuda alimentaria a Somalia, después de declararse hace casi una semana el estado de hambruna en dos regiones del sur de ese país.
"Vamos a cargar en unas horas. El avión despegará mañana", declaró ayer el portavoz del PMA para África del Sur, Central y del Este, David Orr, desde el Aeropuerto Internacional de Nairobi, donde se ultimaban los preparativos.
El retraso de apertura del puente aéreo de ayer a hoy -explicó- "tiene que ver con trámites de aduana, aeropuerto y cargamento. Son suministros que proceden de Francia y han de atravesar unos trámites para embarcarlos para Mogadiscio".
"Un avión transportará suministros a Mogadiscio y regresará a Nairobi. No sé si será un vuelo diario. Supongo que sí, pero será un vuelo regular de suministros de emergencia para los niños", aclaró Orr.
El portavoz del PMA precisó que se trata de "comida especial precocinada para menores destinada a tratar la malnutrición", y que en cada viaje se transportarán "14 toneladas de carga, la máxima del avión".
Orr indicó que la ONU espera que ese cargamento llegue hoy a Mogadiscio y se distribuya entre los niños desplazados con malnutrición procedentes del interior de Somalia, de la zonas de mayor hambruna.
La directora del PMA, Josette Sheeran, anunció el lunes que el puente aéreo para proporcionar alimentos a la población del Cuerno de África, afectada por una grave sequía, iba a empezar ayer, aunque las trabas burocráticas demoraron esos planes.
Aparte de ir a Mogadiscio, los aviones con la ayuda alimentaria deberían alcanzar también las ciudades de Dolo (Etiopía) y de Wajir, en el norte de Kenia.
El pasado día 20, la ONU declaró oficialmente el estado de hambruna en dos regiones del sur de Somalia, Bakool y Baja Shabelle, algo que no ocurría desde hace 20 años.
Casi la mitad de la población somalí, unos 3,7 millones de personas, padece una crisis humanitaria, de los cuales 2,8 millones residen en el sur, indican los datos facilitados por Naciones Unidas.
La falta de comida en Mogadiscio, que en los últimos dos meses ha recibido a 100.000 desplazados que buscan refugio de la guerra y la sequía, ha desembocado en saqueos y enfrentamientos entre la población afectada, denunció ayer la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
La portavoz en Nairobi de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Rita Maingi, explicó que hoy se celebrará una reunión de donantes ordinaria, como cada mes, en Nairobi.