parís. El ex primer ministro francés Dominique de Villepin volvió ayer a sentarse en el banquillo de los acusados por el caso Clearstream, en un juicio en apelación que puede obstaculizar su carrera política. El exjefe del Gobierno llegó al palacio de Justicia de París "sereno" y sonriente y sólo se dirigió a los medios de comunicación para referirse a la muerte del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, y no a su proceso. Una vez en la sala, Villepin escuchó las acusaciones que pesan contra él, considerado cómplice de la trama de elaboración de falsos listados de beneficiarios del cobro de comisiones ilegales a través de la sociedad luxemburguesa Clearstream.
Villepin se presentó como la víctima del presidente francés, Nicolás Sarkozy, a quien acusó de "ensañamiento". La acusación consideró que Villepin instigó para que el nombre de Sarkozy figurara entre los incluidos en los falsos listados de beneficiarios del cobro de comisiones, con el fin de dañar su imagen cuando ambos se disputaban liderar a los conservadores franceses. A diferencia del primer juicio, que duró más de un año, el de apelación terminará el próximo día 26.