toronto. Los canadienses acudieron ayer a las urnas en las elecciones generales más disputadas e impredecibles de las últimas décadas. Los electores tienen que elegir entre el ahora gobernante Partido Conservador (PC) del primer ministro en funciones, Stephen Harper, u optar por el cambio de la mano del socialdemócrata Nuevo Partido Democrático (NPD) o el centrista Partido Liberal (PL). Las últimas encuestas dadas a conocer el domingo señalaban que el PC obtendría la mayoría de votos pero, por tercera vez consecutiva tras los comicios de 2006 y 2008, se quedaría sin la mayoría absoluta.

En segundo lugar, y por primera vez en su historia, los sondeos colocan al NPD, que parece estar beneficiándose del cansancio de los votantes con los partidos tradicionales, especialmente en la provincia de Québec. En el territorio francófono, los analistas prevén un derrumbe histórico del movimiento independentisa, que ha dominado las elecciones generales en las pasadas dos décadas, en favor del NPD.

Los socialdemócratas también parecen haber restado apoyo al PL, liderado por el intelectual Michael Ignatieff, que podría obtener uno de los peores resultados de las últimas décadas con poco más del 20% de apoyo popular, según los sondeos.

La campaña ha estado dominada por la inesperada irrupción de los socialdemócratas, agrupados en torno al Nuevo Partido Democrático (NPD), que hasta la disolución del Parlamento era la cuarta fuerza política del país en escaños.

El rápido ascenso de los socialdemócratas amenaza con relegar ahora al Partido Liberal del intelectual Michael Ignatieff al tercer puesto y en reducir a la mitad a los independentistas del Bloque Quebequés (BQ).