roma. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, acudió ayer por tercera vez en las últimas semanas al Tribunal de Milán para asistir al desarrollo de uno de sus cuatro procesos penales pendientes, donde además declaró sobre el funcionamiento del mercado de los derechos televisivos. El jefe del Gobierno italiano cumplió con su anunciada presencia ante la Corte milanesa, en la que se celebró a puerta cerrada una nueva vista preliminar del caso Mediatrade, por el que, junto a otras once personas (incluido uno de los hijos del mandatario transalpino), se le ha investigado por apropiación indebida y fraude fiscal.
El caso Mediatrade trata de dilucidar si el grupo Mediaset, propiedad de la familia Berlusconi, compró a través de su filial Mediatrade los derechos de películas a un mayorista estadounidense mediante el intermediario Frank Agrama y su empresa Wiltshire, para aumentar después los precios y permitir con su recompra evadir dinero al fisco. Según la Fiscalía, los investigados se apropiaron indebidamente de 34 millones de dólares y defraudaron al fisco unos 8 millones de euros.