Por fin se han dado a conocer en Pekín los esperados datos del último censo chino realizado en 2010, en el que más de 100.000 encuestadores listaron las características de la población china, en un documento que por primera vez cuenta a los emigrantes en sus lugares de residencia real. Así que, tras visitar unos 400.000 domicilios y seleccionar en total a más de seis millones de ciudadanos para el estudio, la población total de China con fecha en noviembre de 2010 es de aproximadamente 1.339 millones de personas, lo que supone un crecimiento de 73 millones en la última década, un aumento del 5,7%.

Con esta cifra, China sigue siendo el país más poblado del planeta, pero crece a un ritmo menor del pronosticado por los expertos y deja que otro país emergente asiático, como es India, le quite el protagonismo al tener un crecimiento poblacional tres veces más rápido al suyo y una población más joven. Ese es precisamente uno de los datos más preocupantes que se saca del censo. El envejecimiento de la población china y el descenso del número de jóvenes, en buena parte motivado por la política del hijo único, vigente desde los años 80 y que obliga a las parejas a poder tener sólo un hijo, salvo contadas excepciones.

Por ejemplo, las parejas en el medio rural que han tenido una hija como primer retoño pueden tener un segundo vástago, mientras que las parejas en la ciudad, en el caso de que los dos cónyuges sean hijos únicos también pueden optar a un segundo embarazo.

Durante estas tres décadas, esta medida férrea ha producido abortos, abandonos de niñas en orfanatos y entregas en adopción, además de una desproporción entre sexos, por la que cual llega a decirse que los hombres chinos tendrán difícil en los próximos años encontrar esposa, ya que por cada cinco niñas hay seis niños. Pero esta misma semana, el propio presidente chino, Hu Jintao, aseguró a través de la agencia oficial Xinhua, que no se harán cambios en la política del hijo único y que se mantendrá para continuar las bajas tasas de nacimientos.

Además se da otro caso, que la mayoría de los matrimonios en las grandes ciudades como Pekín y Shanghái con la oportunidad de tener un segundo hijo no optan a ello por el aumento del nivel de vida en los últimos años. Este es el ejemplo de Chui Qing, una joven de 26 años residente en la capital china que está en el derecho de tener un segundo hijo, pero que rechaza la idea por el elevado precio de la vivienda y la inestabilidad de su trabajo como profesora de idiomas.

Durante la presentación de los datos del censo, el responsable del Buró Nacional de Estadísticas chino, Ma Jiantang, explicó que el número jóvenes por debajo de los 14 años descendió más de seis puntos porcentuales en la última década.

Ma apuntó que esta política de control de nacimientos da a China lo que él mismo denomina como "modelo bajo triple" en el crecimiento de la población, es decir: tasas de natalidad bajas, tasas de mortalidad bajas y bajo incremento neto de la población. Y es que, los menores de 14 años sólo son el 16,6% de la población, mientras que unos 78 millones de chinos, que equivalen al 13,3% de la población total, tienen más de 60 años, lo que podría dar lugar a falta de mano de obra y el estancamiento del crecimiento económico actual, que ha llevado a China a posicionarse como la segunda economía del mundo, después de adelantar a Japón.

una vida mejor Para Ma, el cambio de los porcentajes es un reflejo la mejora de los estándares de vida y las condiciones sanitarias en China, consecuencia del rápido desarrollo económico que tiene lugar en el gigante asiático. Si bien, aseguró que los datos del censo "muestran que el país hace frente a tensiones y desafíos en materia de población, de desarrollo social y económico. Primero, la tendencia al envejecimiento, y segundo, el tamaño de la población que emigra se expande constantemente". En este sentido, sorprendente es también la cifra de movimientos migratorios dentro del gigante asiático. En la última década, la población urbana pasa de ser un 36% a un 49,7, lo que quiere decir que 180 millones de chinos se han movido de sus casas en las zonas rurales a ciudades como Chongqing o Cantón en busca de trabajos en fábricas.

Este hecho lleva consigo numerosas consecuencias, como que la mujer gane su propio salario e incluso mande parte del mismo a sus familiares, que algunos matrimonios dejen a sus hijos al cuidado de sus abuelos o que 220 millones de ciudadanos hayan pasado más de 6 meses en el año 2010 fuera de sus lugares de nacimiento.

Por último, el censo también presenta datos sobre la alfabetización que ha crecido en casi un 3%. Mientras que en el año 2000 el índice de analfabetismo era del 6,72%, diez años más tarde pasó a ser del 4,08.

Mientras que, en la actualidad de cada 100.000 chinos unos 8.900 poseen educación universitaria, una subida espectacular frente al dato de hace una década, cuando sólo la poseían unos 3.600.