madrid. La palabra tortura aparece en contadas ocasiones en los documentos filtrados. Los textos son fríos y en ningún momento indican los métodos utilizados para obtener las información de los presos. "A veces, un preso declara sufrir tortura, pero el propio redactor del informe se encarga de afirmar que esa declaración no tiene ninguna credibilidad", informó El País en su edición digital.
En los documentos queda reflejada cualquier conducta del preso no autorizada, se abren expedientes por cubrir la ventilación de su celda con papel higiénico, devolver un libro a la biblioteca subrayado o con marcas, rechazar la comida o negarse a salir de la ducha.
Los mismos informes no reflejan cuestiones personales como los intentos de suicidio o el estado de salud de los detenidos. El País destacó el trato que se daba a los enfermos psiquiátricos, lejos de preocuparse por la salud de los presos, desde Guantánamo se aseguraban de que, pese a su trastorno, pudieran seguir siendo útiles para obtener información.
Pero no solo en esto Guantánamo no es una prisión al uso, se trata de una inmensa comisaría sin límite de estancia y sin una relación proporcional entre el supuesto hecho cometido y la permanencia en el penal. Tampoco eran muchos los motivos necesarios para entrar, bastaba con tener un primo relacionado con la yihad o con viajar por rutas frecuentadas por los terroristas. Esta arbitrariedad la confirman las cifras, solo 7 de los presos fueron juzgados y condenados.