Saná. El presidente yemení, Alí Abdulá Salé, aseguró ayer ante un grupo de partidarios que se mantendrá firme y que no aceptará "conspiraciones ni golpes de Estado". "Aquellos que quieren el poder o lograr el escaño del poder deberían hacerlo dirigiéndose a las urnas. El cambio y la salida se realizarán votando bajo el marco legal de la Constitución", advirtió el presidente, en el poder desde hace 32 años.
Este pronunciamiento se conoció el mismo día que se confirmaba la muerte de tres manifestantes heridos durante las protestas registradas el martes en Saná y en Taiz, al sur de la capital, lo que eleva a seis el número de víctimas de esas movilizaciones. Las protestas fueron repelidas en la capital por la Policía antidisturbios que disparó a los manifestantes congregados cerca de la casa del vicepresidente, Abd al Hadi Rabbu Mansur. Los manifestantes apedrearon a los agentes y prendieron fuego a un vehículo de las fuerzas de seguridad, según informaron varios testigos.
Según la versión ofrecida por el Ministerio del Interior a la agencia oficial SABA, al menos 50 personas y 30 soldados resultaron heridos en los "disturbios" que se produjeron durante "una marcha ilegal" por parte de la coalición que aglutina a los principales partidos opositores apoyada por "elementos armados" del general Alí Mohsen, que respalda las protestas contra el régimen. "Los manifestantes realizaron actos de anarquía y violencia, dispararon y atacaron a los ciudadanos y sus viviendas y tiendas, intentando minar los esfuerzos de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) de resolver la crisis en Yemen", señalaba el ministerio.
Para esclarecer estos hechos el Gabinete de Salé ha ordenado a la Fiscalía General que investigue los ataques. La investigación está enfocada al inicio, cuanto antes, de acciones legales contra los responsables. Asimismo el Gobierno ha pedido al Ministerio del Interior que detenga a los agresores.