BRUSELAS. El religioso, destituido por Benedicto XVI en abril de 2010 por abusar sexualmente de varios jóvenes cuando era sacerdote, aseguró que jamás pensó en el impacto de sus actos, que consideró hechos "superficiales".

No obstante, sabía que "no estaba bien y me confesé en varias ocasiones", añadió.

"No tenía la impresión de que mi sobrino se opusiera, al contrario", afirmó Vangheluwe en la entrevista, en la que afirmó que nunca se ha considerado un pederasta y que aquellos abusos eran "como una pequeña relación".

Lo ocurrido "no tenía nada que ver con la sexualidad", según el exobispo, que afirmó que jamás se ha sentido atraído por los niños y que, en el caso de sus sobrinos, "lo que existía era intimidad".

Vangheluwe se declaró arrepentido por los hechos, que se prolongaron durante trece años en uno de los casos y no llegaron a un año en el otro.

Según explicó, los actos comenzaron a producirse durante las visitas de su familia, cuando sus sobrinos se quedaban a dormir en su casa.

"Empezó como un juego con ese niño. Nunca hubo ni violación ni violencia física. Jamás me vio desnudo ni hubo penetración", declaró.

El prelado indicó además que el dinero que pagó a la familia de la víctima "no era una manera de obtener su silencio".

Tanto el mundo religioso como el político han reaccionado con indignación a las declaraciones de Vangheluwe.

El obispo de Brujas, Jozef De Kesel, se declaró hoy "estupefacto" por la entrevista y lamentó el daño causado con las palabras del prelado, tanto a las víctimas como a la propia Iglesia.

Por su parte, el ministro belga de Justicia, Stefaan De Clerck, hizo un llamamiento a la Iglesia a "poner fin a ese asunto" lo antes posible.

El fiscal de Brujas Jean-Marie Berkvens señaló hoy en una entrevista en la radio flamenca Radio 1 que los abusos sexuales cometidos con el segundo menor, al igual que en el primer caso, han prescrito.

El Vaticano informó esta semana de que las sanciones de la Iglesia contra el exobispo, de 74 años, todavía no son definitivas.

"La Congregación para la Doctrina de la Fe ha establecido que deje Bélgica y se someta a un periodo de tratamiento espiritual y psicológico. En ese periodo evidentemente no le está permitido ejercer de manera pública el ministerio sacerdotal y episcopal", señaló la Santa Sede en un comunicado.