Tokio. La primera estación en detectar este aumento de radiactividad fue la de Cáceres hace una semana, aunque del día 25 al 28 de marzo el positivo se extendió también a las estaciones de gran sensibilidad de Barcelona, Bilbao y Sevilla.

CRECE LA ALARMA Los niveles de yodo radiactivo registrados en las aguas próximas a la central de Fukushima-1 superan 4.385 veces el límite legal, según las mediciones realizadas el jueves por la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón.

El director general de este organismo, Hidehiko Nishiyama, afirma que se trata de los índices más altos desde el accidente nuclear desatado el 11 de marzo. Pese a lo escandaloso del dato, Nishiyama subraya que no supone un riesgo para la salud, al argumentar que la población de 20 kilómetros a la redonda ha sido evacuada.

Estos niveles hacen sospechar que la radiación se está filtrando de forma continua al mar, aunque los ingenieros y el resto del personal desconocen la existencia de vías de filtración.

Con estas cifras sobre la mesa, la agencia urge al Gobierno a considerar la posibilidad de ampliar la zona de evacuación. Las autoridades recomiendan a los habitantes en un radio de entre 20 y 30 kilómetros de la central que se refugien en lugares más lejanos o no salgan de sus casas, pero no ha dado orden para el desalojo.

La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) también ha pedido al Gobierno nipón que se replantee dicha solución, si bien, el organismo de seguridad nuclear japonés ha precisado que esta petición no ha sido trasladada de forma oficial.

El jefe del Gabinete japonés, Yukio Edano, ha reiterado que pese a estas recomendaciones no hay planes de extender el perímetro de evacuación, según informa la agencia Kiodo. Sin embargo, el Gobierno sí ha decidido intensificar la medición de la radiactividad en la tierra.

El portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, dijo que se necesitará un "tiempo considerable" para que la temperatura de las barras de combustible nuclear se enfríen y estabilicen, paso necesario para desmantelar o aislar definitivamente estas instalaciones.

El Gobierno dijo que rociará con resina algunos puntos de la central para sellar las vías por las que se filtra el material radiactivo al exterior. El presidente honorario de Tepco, Tsunehisa Katsumata, reconoció que "es difícil estabilizar los reactores en las próximas semanas", al tiempo que pidió disculpas por los problemas que está causando el accidente nuclear más grave de la historia de Japón.

El futuro de la central parece incierto, ya que el Gobierno y Tepco, la primera eléctrica del país, discreparon sobre el desmantelamiento de Fukushima Daiichi.

El presidente de Tepco indicó que será inevitable desechar definitivamente los reactores 1,2,3 y 4, severamente dañados, aunque evitó pronunciarse sobre las unidades 5 y 6, que ya están estabilizadas y en mejor estado. Edano opinó que "las circunstancias sociales" obligan a desmantelar todos los reactores.

Por el momento, la única certeza es que el Gobierno cambiará las normas de seguridad de todas las centrales nucleares de Japón, para que no puedan sufrir problemas en los sistemas eléctricos que mantienen sus vitales sistemas de refrigeración en funcionamiento.