DAMASCO. Entre los fallecidos figura el médico Ali Ghasab al Mahamid, quien acudió a la mezquita de Omari para tratar de auxiliar a las víctimas de la agresión. Además, pertenecía a una conocida e influyente familia de la ciudad.

Por otro lado, todavía se desconoce si los manifestantes, en contra del régimen del partido Baaz, portaban armas en el momento en que las fuerzas de seguridad abrieron fuego. Antes del ataque, se cortó el suministro eléctrico y la red telefónica en la zona.

El martes la Oficina de Derechos Humanos de la ONU emplazó a las autoriades a establecer "una suspensión inmediata" del uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes pacíficos e hizo hincapié en la utilización de fuego real.

Los manifestantes de la mezquita habían mostrado su intención de permanecer concentrados hasta que se atiendan sus demandas. Una de sus principales reivindicaciones es el fin de la represión ejercida por la Policía secreta, que en la provincia de Deraa trabaja bajo las órdenes de un primo del presidente, Bashar al Assad.

Con estas últimas muertes ya son diez las personas fallecidas a manos de las fuerzas del orden en el marco de las protestas, mediante las que la población pide aplicar reformas democráticas y acabar con la corrupción.