Trípoli. Tras los bombardeos del sábado, cuando arrancó la ofensiva Odisea del amanecer, los aliados consideraron que ya se ha establecido una zona de exclusión aérea sobre Libia y que se ha frenado la ofensiva de las fuerzas del líder libio, Muamar el Gadafi, sobre la ciudad rebelde de Bengasi. Lo que no parece que ha logrado, al menos por el momento, la ofensiva internacional es rebajar el tono desafiante del coronel, que amenazó por segunda vez a las potencias implicadas en la operación.
En un nuevo mensaje de audio, Gadafi prometió "una guerra de larga duración" y aconsejó a Occidente no "alegrarse" de una eventual victoria pues les dijo "vais a morir, nosotros vamos a vencer". Poco después, el ministerio de Defensa anunció el comienzo de una operación "en pocas horas" para armar a un millón de hombres y mujeres.
Según la agencia oficial Jana, la distribución de las armas se hará en todas y cada una de las sedes de los diferentes órganos políticos y sociales y los armados pasarán a ser movilizados como "unidades populares armadas", "guardias populares" y también "guardias revolucionarias".
Zona de exclusión aérea Poco antes, Estados Unidos celebraba el "éxito" de la operación inicial contra el régimen de Muamar el Gadafi. "La zona de exclusión aérea está de hecho en vigor", explicó el jefe del Estado Mayor Conjunto, el almirante Mike Mullen, quien ofreció una primera valoración de la operación aliada Odisea del amanecer.
Estados Unidos, Francia y Reino Unido lanzaron el sábado una campaña de ataques aéreos contra los sistemas de defensa antiaérea libios con el fin de imponer la zona de exclusión aérea que contempla la resolución 1973 aprobada el jueves por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Aviones franceses comenzaron la ofensiva en los alrededores de Bengasi, tras lo cual Estados Unidos y Reino Unido lanzaron más de un centenar de proyectiles desde aviones y barcos sobre objetivos en Trípoli. Sobre la operación del sábado, Mullen aseguró que la operación inicial fue "muy efectiva" al destruir la mayor parte de las defensas antiaéreas del régimen libio y algunas bases aéreas. Además, las fuerzas aliadas establecieron patrullas de combate aéreo sobre Bengasi, lo que ha permitido, según Mullen, que las tropas leales a Gadafi ya no estén marchando sobre el bastión rebelde en la zona oriental del país.
El almirante estadounidense explicó que la siguiente fase contra las fuerzas de Gadafi se enfocaría en atacar sus líneas de suministro y limitar así su capacidad de lucha.
Segundo día de ofensiva Poco después, la coalición reanudaba los bombardeos sobre objetivos en Libia con un intenso fuego de aviación sobre el centro de Trípoli. Como respuesta, las piezas de la artillería antiaérea de las fuerzas armadas fieles a Gadafi comenzaron a disparar al cielo por el que sobrevolaban los aviones de la alianza occidental. La cadena cataría Al Jazeera indicó que los disparos partieron del palacio de Gadafi, Bab El Aziziya, y desde algún lugar del centro de la ciudad.
Los aviones franceses, en cambio, no realizaron ayer bombardeos, lo que a juicio de París ilustra la "eficacia" de las primeras operaciones. Poco después del inicio de los ataques sobre Trípoli, un portavoz de las fuerzas armadas de Libia anunciaba que había ordenado a todas las unidades un alto el fuego inmediato debido a "las muertes de civiles y la destrucción de edificios civiles y militares".
Sin embargo, éste no el primer anuncio de alto el fuego ni el primero que se incumpliría. De hecho, poco después, el Pentágono ya manifestaba sus dudas sobre esta nueva declaratoria.
El Gobierno de Trípoli anunció que en la noche del sábado al domingo, 48 personas habían perdido la vida y que más de 150 habían resultado heridas como consecuencia de los ataques, lo que fue desmentido por las fuerzas occidentales han desmentido.
Otra de las novedades de la jornada de ayer fue la incorporación de Catar a la ofensiva, que se convierte en el primer país árabe en unirse a los aliados occidentales. Catar movilizó ayer cuatro aviones que ayer se dirigieron a posiciones más próximas a Libia.
Según un alto oficial militar de Estados Unidos, los aviones podrían participar en la operación militar para asegurar la zona de exclusión aérea establecida. El apoyo de Catar es importante después de las críticas del secretario general de la Liga Árabe a la operación.
Amr Moussa señaló que el bombardeo de la coalición se desvía "del objetivo que era imponer ninguna zona de exclusión aérea". "Lo que ocurrió en Libia es diferente de la finalidad que es la imposición de zona de exclusión aérea, lo que queremos es la protección de los civiles y no el bombardeo de otros civiles", dijo desde El Cairo.
Moussa estuvo presente en la reunión de los aliados celebrada el sábado en París y se mostró de acuerdo con una intervención que hiciera respetar la resolución adoptada en Naciones Unidas. Sin embargo, viendo el resultado de la operación occidental Odisea del amanecer, se mostró muy crítico con lo ocurrido.
Misrata, nuevo frente Los primeros ataques de la coalición realizados el sábado lograron que las fuerzas de Gadafi huyeran de la zona de Bengasi. Sin embargo, los combates se intensificaron ayer en la ciudad de Misrata, situada a 150 kilómetros al este de Trípoli.
Según testimonios citados por Al Jazeera, varios blindados gadafistas invadieron, a primera hora de la tarde, el centro de la ciudad y algunos obuses de gran calibre fueron lanzados para cubrir esta incursión. Al Jazeera afirmó que un helicóptero gadafista sobrevoló durante horas la ciudad y que se produjeron intensos intercambios de fuego.
Por su parte, Abdelbasset Abou Merzouk, presentado por la cadena catarí como el portavoz de los jóvenes de la revolución del 17 de febrero, acusó a las fuerzas de Gadafi de poner en práctica una estrategia de "tierra quemada" en Misrata. Según la misma fuente, un depósito de carburante, una estación eléctrica y algunos edificios públicos y financieros fueron destruidos.
Los bombardeos del sábado contras las fuerzas libias también permitieron a los rebeldes ganar terreno sobre la ciudad de Ajdabiya, cerca de Bengasi, escenario la última semana de duros enfrentamientos entre leales al régimen y sublevados. Las fuerzas rebeldes indicaron que esperan más bombardeos con la esperanza de que los gadafistas debiliten aún más antes de entrar en la localidad de la que fueron expulsados hace unos días tras los intensos combates.
"Mucho por hacer" Mullen reconoció que "queda mucho por hacer" en esta ofensiva y advirtió de que la campaña podría concluir con Gadafi en el poder. "Ése es ciertamente, potencialmente, un posible resultado", explicó el almirante estadounidense, quien señaló que "con el tiempo, claramente, el coronel Gadafi tendrá que tomar algunas decisiones.
Tendrá que hacer algunas elecciones sobre su propio futuro". "Creo que a largo plazo veremos una presión cada vez mayor sobre él", insistió, para precisar, a continuación, que se siente incapaz de pronosticar el final político de esta operación. "En lo que estoy concentrado ahora a corto plazo es en la misión militar que me ha encargado el presidente Obama", subrayó.
Sobre la estrategia a seguir, Mullen adelantó que el objetivo inmediato será ampliar las patrullas de combate aéreas hacia Trípoli e impedir así que las fuerzas de Gadafi sigan atacando a civiles. "Trataremos de cortar sus líneas logísticas", explicó el almirante, quien dijo que Gadafi tiene sus fuerzas bien desplegadas desde Trípoli hasta la zona rebelde de Bengasi.
Aseguró que al haber destruido la mayor parte de las defensas anti-aéreas de Gadafi y algunas bases aéreas, los aliados tienen ahora margen de maniobra para atacar otros frentes como el sistema de comunicaciones del régimen. Recordó que la del sábado es la primera fase de una operación "multifase" en una campaña "muy compleja".