TOKIO. El fuerte terremoto que sacudió el este de Japón bloqueó esta noche en Tokio a centenares de miles de personas, que se resguardaron en refugios y estaciones o se quedaron en sus lugares de trabajo ante la imposibilidad de llegar a sus viviendas.

La metrópolis más poblada del mundo, con más de 30 millones de habitantes en su área metropolitana, vio colapsado su transporte por la suspensión provisional del metro y de los trenes de cercanías, además del bloqueo del servicio de los teléfonos móviles.

El portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, pidió a los ciudadanos de Tokio que se resguardaran en lugares seguros como oficinas, al tiempo que hizo un llamamiento para que la gente no haga esfuerzos "demasiado duros" para volver a sus hogares.

El portavoz advirtió de que, si todo el mundo optase por regresar a sus casas, las aceras podrían tener la misma imagen que los vagones repletos en hora punta.

Grandes superficies como pabellones deportivos se han utilizado como improvisados refugios para los tokiotas, donde se les han facilitado mantas y bebidas.

Las tiendas de alimentación, además, han abierto sus almacenes de comida para permitir el aprovisionamiento de los ciudadanos de la capital, ante la suspensión provisional de los servicios ferroviarios que diariamente usan millones de personas para llegar a sus trabajos.

Unas 23.000 pasajeros se quedaron bloqueados en los dos aeropuertos tokiotas, Narita y Haneda, que paralizaron temporalmente su actividad tras el temblor.

A las 19.00 hora local (10.00 GMT) se reanudó el despegue de los vuelos en Narita, aunque los aterrizajes aún continúan paralizados.

El sismo, que tuvo su epicentro en el Océano Pacífico a 130 kilómetros de la costa, se sintió con fuerza en toda capital y multiplicó los atascos en la urbe de mayor densidad del planeta, pues la carretera se convirtió en la única vía de desplazamiento además de caminar a pie.

Todos los servicios ferroviarios de la capital japonesa fueron suspendidos en un primer momento, tanto los del metro como los de cercanías, aunque unas horas más tarde del sismo comenzó a la reanudación paulatina de su actividad.

Los viernes por la tarde, además, es el momento de mayor congregación de personas en las estaciones de la ciudad, dado que además del movimiento habitual del resto de días laborables se suman las frecuentes salidas de la capital para el fin de semana.

La compañía ferroviaria que conecta Tokio con el norte del país, incluido el tren bala, canceló todos sus servicios sin previsión de reanudrlos "pronto", según anunciaban por megafonía en las estaciones.

Los habitantes de la capital nipona también sufrían grandes anomalías para llamar por teléfono móvil, por lo que alrededor de las cabinas se abarrotaba la gente hasta formar colas de varios metros.

Las paradas de autobús también presentaban largas filas, pues para muchos era la única manera de volver a sus domicilios, que en la gran mayoría de casos se encuentra a varios kilómetros de donde acuden cada día a trabajar.

Al no poder comunicarse con sus allegados, muchos ciudadanos de Tokio han optado por avanzar hasta sus casas, mientras que a las tiendas de alimentación que pueblan la capital ofrecen comida y atención a sus residetes.

El peor seísmo en la historia de Japón, que ha dejado al menos 59 muertos y numerosos heridos y desaparecidos en el noreste del país, ha limitado sus efectos en la capital gracias al acondicionamiento de sus infraestructuras a este tipo de temblores.

El metro de Tokio comenzó a reanudar parte de sus operaciones a partir de las 21.00 hora local (13.00 GMT).