NACIONES UNIDAS. El Consejo de Seguridad de la ONU inició hoy su reunión de urgencia para debatir las posibles sanciones a imponer al dictador libio Muamar el Gadafi y su entorno, entre las que incluye desde la congelación de bienes y la prohibición de viajar hasta el embargo de armas, entre otros.
La reunión comenzó a las 17.00 GMT, una hora después de lo previsto, se desarrolla a puerta cerrada y está presidida por Brasil, que en febrero ocupa la presidencia de turno del máximo órgano de decisiones de Naciones Unidas.
Los quince países miembros del Consejo estudian un proyecto de resolución, elaborado por Francia y Reino Unido, que contempla el embargo de armas y pide a la Corte Penal Internacional (CPI) que investigue la posible comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad durante la brutal represión de las protestas.
Igualmente prevé la congelación de bienes y la prohibición de viajar al líder libio y a 21 miembros de su círculo familiar y asesores más cercanos.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en su intervención ante el Consejo el viernes pidió a sus quince miembros que adoptaran cuanto antes "acciones concretas y decisivas" contra el régimen libio y así evitar que continúe el derramamiento de sangre en el país.
"Las próximas horas y días serán decisivos para el futuro de Libia, así como para toda la región", dijo Ban, que también afirmó que la primera obligación de la comunidad internacional es hacer "todo lo posible para garantizar la protección inmediata de los civiles en un riesgo demostrable".
El Consejo responde también al dramático llamamiento que el viernes le hizo el embajador de Libia ante la ONU, Abdurrahman Mohamed Shalgham, quien entre lágrimas pidió ayuda internacional e instó a los quince a adoptar sanciones dirigidas "contra Gadafi y su gente" para forzar su marcha.
La misión de Libia ante la ONU, al igual que han hecho otras legaciones diplomáticas del país norteafricano en el mundo, ha abandonado al régimen de Gadafi y hecho público que deja de responder a las instrucciones del Gobierno de Trípoli, según indicó su embajador adjunto, Ibrahim Dabashi.