Madrid. Tras una semana de un levantamiento popular sin precedentes el régimen del coronel Muamar El Gadafi, que dirige Libia desde hace 42 años comienza a tambalearse pese a la amenazante intransigencia de Gadafi, después de perder el control de la zona oriental del país. Mientras, se disparan las cifras de muertos por la represión a las revueltas y se extiende el temor a un éxodo masivo.

Lo que está claro es que el dictador libio está perdiendo el control de parte del país y parece decidido a mantener a toda costa el control de la capital. Desde la frontera con Egipto hasta la segunda ciudad de Libia, Bengasi, los comités populares se han hecho dueños de la situación. Mientras, cientos de milicianos y mercenarios subsaharianos se dirigían a Trípoli, según medios de EEUU, para reforzar el baluarte del mandatario.

El dictador está determinado a sofocar las protestas pese a haber perdido el control de Bengasi (la segunda ciudad del país), Derna o Tobruk. En las ciudades del Este, no se ve un solo militar, mejor dicho, un solo uniforme, ya que muchos soldados se han despojado de su vestimenta oficial y ayudan a controlar el territorio vestidos de civil y fuertemente armados con kalashnikov.

Incluso desde Misurata, apenas 200 kilómetros al este de la capital, llegan noticias de que la oposición se ha hecho con el control de la zona.

En Trípoli, los opositores al régimen preparan su primera protesta organizada para este viernes.

La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) elevó ayer el número de muertos hasta los 640, más del doble de los reconocidos oficialmente, aunque de forma paralela el miembro libio de la Corte Penal Internacional (CPI) Sayed al Shanuka llegó a hablar desde París de más de 10.000 víctimas mortales y 50.000 heridos.

En medio de esta tragedia y de los esfuerzos de los países occidentales para repatriar a sus ciudadanos y sancionar a Gadafi, el dimitido ministro de Justicia libio, Mustafa Abdel Yalil, aseguró que la zona oriental del país "ha sido liberada totalmente del control" de Gadafi.

Paralelamente, oficiales del Ejército de Al Yabal al Ajdar (capital Al Baida, al noroeste del país) anunciaron que se han unido a la revolución.

"Nosotros, los oficiales, y los soldados de las Fuerzas Armadas en la dirección de la zona de Al Yabal al Ajdar anunciamos nuestra unión total a la revolución popular", dijo hoy un portavoz militar en un vídeo difundido por las televisiones Al Jazeera y Al Arabiya.

Activistas y testigos confirmaron a la cadena catarí que "el tercio nororiental de Libia "ha sido liberado" y está en poder de "los revolucionarios" y que se han formado comités populares para proteger y gobernar las ciudades.

Según el ex ministro Yalil, los jóvenes revolucionarios en Al Baida han detenido al menos a cuatrocientos mercenarios procedentes de Chad y Níger, a la par que comités locales protegen las propiedades públicas y privadas en la zona oriental del país.

Al Jazeera mostró además imágenes de habitantes de la ciudad de Bengasi que celebraban con canciones y fuegos artificiales lo que llamaban la liberación de esta ciudad de los seguidores del régimen de Gadafi y de los mercenarios.

Según esta cadena, los revolucionarios ya dirigen las emisoras de radio de Bengasi, Al Baida, Darna y Aydabia, todas en el este del país, por las que emiten comunicados a favor de esta revolución.

El responsable de relaciones generales del Ministerio de Interior libio, Naji Abu Hrus, advirtió, por su parte, de que en Derna y Al Baida se había proclamado la creación de "un emirato islámico", en clara referencia a que el régimen había perdido su control.