ESTADOS UNIDOS. Obama visitará la planta de ensamblaje de Intel en Hillsboro (Oregón), en el noroeste de Estados Unidos, en compañía del principal ejecutivo de la empresa, Paul Otellini, indicó un documento de la Casa Blanca.
Tal como lo ha hecho en otros foros públicos, Obama hará declaraciones sobre la importancia de que Estados Unidos venza a sus competidores "para ganar el futuro", comenzando por el área de la educación, agregó.
Según la Casa Blanca, Intel se ha comprometido a invertir más de seis mil millones de dólares en sus instalaciones de manufactura en EE.UU. con el fin de "apoyar futuros avances tecnológicos en estados como Arizona y Oregón, mediante la creación de más de 6.000 empleos de construcción y más de 800 empleos permanentes en el sector de alta tecnología".
El discurso de Obama, que se transmitirá en directo a través de la página web de la Casa Blanca, se producirá en momentos en que ambos partidos mantienen un agrio debate sobre cuál es la mejor forma de reducir el déficit y fomentar la recuperación económica.
Obama visita Intel después de haberse reunido la pasada noche en una residencia privada de San Francisco (California) con la flor y nata de los ejecutivos de empresas tecnológicas.
A esa reunión, a puerta cerrada, concurrieron, entre otros, el fundador de la red social Facebook, Mark Zuckerberg, y el presidente de Apple, Steve Jobs.
La reunión formaba "parte de nuestro continuo diálogo con la comunidad empresarial sobre cómo podemos colaborar para ganar el futuro, fortalecer nuestra economía, apoyar al empresariado, aumentar nuestras exportaciones y crear empleos", según la Casa Blanca.
También según la residencia presidencial, Obama y los representantes del sector tecnológico abordaron cómo promover la innovación en el país y las propuestas presupuestarias de la Casa Blanca para fomentar las nuevas inversiones en las áreas de investigación y desarrollo, educación y energías limpias.
En su solicitud presupuestaria para el año fiscal 2012, y con el objetivo de reducir el déficit, Obama propuso recortar los gastos no obligatorios durante cinco años pero aumentar las partidas destinadas a la investigación tecnológica y la educación.
Según la Casa Blanca, la inversión en estos ámbitos es imprescindible para garantizar la competitividad de Estados Unidos frente a otras naciones en las próximas décadas.