El Cairo. El Ejército egipcio anunció ayer que había comenzado a adoptar "las medidas necesarias para proteger a la nación" y para "apoyar las demandas legítimas de los ciudadanos" durante una reunión del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas en la que estuvo ausente el presidente, Hosni Mubarak. La televisión estatal interrumpió sus retransmisiones para ofrecer imágenes de una reunión de los principales oficiales del Ejército, que leyeron una declaración que calificaron de "comunicado número uno" del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Sin embargo la condición de comandante en jefe del Ejército que ejerce el presidente Mubarak y su decisión de permanecer en el poder abren una incógnita sobre cual será ahora el papel de los militares.

"En base a la responsabilidad de las Fuerzas Armadas y su compromiso para proteger a los ciudadanos y su disposición a proteger a la nación (...) y en apoyo de las demandas legítimas del pueblo", el Ejército "seguirá reuniéndose de forma continuada para examinar las medidas a adoptar para proteger al país y sus logros y las ambiciones del gran pueblo egipcio", indicaba el comunicado de la cúpula militar.

dudas Leyendo esto la incógnita es doble: por un lado la pregunta es si el Ejército acatará las órdenes de Mubarak para garantizar que se imponga la "normalidad" en el país hasta el mes de septiembre; por otro lado la pregunta es si los militares han abierto la posibilidad de ser ellos mismos quienes tutelen veladamente al poder político en una suerte de golpe de Estado encubierto que mediatice la transición.

Un alto oficial del Ejército apuntaba a esta segunda posibilidad y, en declaraciones a Al Ahram, indicaba que con esta declaración los militares "están asumiendo de forma efectiva el poder político en el país". Según este oficial, el Consejo Supremo publicará un segundo comunicado en el que anunciará que ha asumido la autoridad del país, de forma interina, por un plazo que se determinará posteriormente.

Frente a esto, el comandante del Ejército, Hassan al Roweny, se dirigió desde la propia polaza Tahrir a manifestantes para decirles que "todo lo que queréis se cumplirá". No aclaró cómo.