París. En un intento por cortar la polémica por las estancias en Egipto y Túnez del primer ministro francés, François Fillon, y de la titular de Exteriores, Michèle Alliot-Marie, el presidente Nicolas Sarkozy pidió a su Gobierno que pase sus vacaciones preferentemente en Francia. Sus declaraciones aparecen como una recomendación el mismo día en que el propio Fillon anunció que en las próximas semanas se presentará un proyecto de ley relativo a la prevención de conflictos de intereses para los miembros del gabinete.

El año pasado, Sarkozy se vio obligado a establecer una serie de consignas sobre el uso de los fondos públicos, al calor de otra polémica sobre dos secretarios de Estado que realizaron gastos desmesurados y tuvieron que dejar sus cargos, y con su intervención de ayer volvió a llamar al orden a los pesos pesados de su equipo. Sin hacer alusión explícita a Fillon y a Alliot-Marie, el jefe de Estado recordó que "las exigencias contemporáneas en materia de moral pública se han reforzado estos últimos años" y lo que era "común hace todavía algún tiempo puede chocar en la actualidad".

Ante la alerta de que el semanario satírico Le Canard Enchaîné iba a revelar ayer que el primer ministro fue invitado por el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, a pasar sus vacaciones de fin de año en ese país, el Ejecutivo galo se adelantó precisando que Fillon, junto a su familia, fue alojado por las autoridades de ese país y utilizó un avión gubernamental egipcio para viajar de Asuán a Abu Simbel, pero aclaró que, por tratarse de una visita privada, el vuelo hasta Egipto fue pagado de su bolsillo.

Este último episodio se suma al escándalo que rodea a Alliot-Marie desde que a principios de mes se filtrara que durante sus vacaciones navideñas en Túnez -iniciadas las protestas que provocaron la salida del poder de Ben Alí- usó un avión privado de un empresario próximo a ese líder. En una acalorada sesión de control al Gobierno en la Asamblea Nacional, Fillon defendió ayer que su viaje "respondió a una antigua y reiterada invitación de Mubarak" y que tuvo lugar respetando las reglas diplomáticas y de seguridad a las que obligan los desplazamientos de un primer ministro. "Todas estas explicaciones contradictorias no cambian nada y han afectado ya la imagen de Francia. ¿No cree que empieza a ser demasiado?", preguntó el Partido Socialista, sin reclamar sin embargo la dimisión que la oposición sí ha demandado a la titular de Exteriores.