abiyan. Representantes de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) y de la Unión Africana pidieron ayer personalmente al presidente saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, que ceda el poder al vencedor legítimo de las últimas elecciones y le prometieron, a cambio, "seguridad e inmunidad diplomática".
Gbagbo, presidente de Costa de Marfil desde el año 2000, se niega a admitir la derrota en la segunda vuelta de las presidenciales, celebrada el pasado 28 de noviembre.
Pese a que la comunidad internacional y la Comisión Electoral marfileña dan como vencedor al opositor Alassane Ouattara, el actual mandatario esgrime un recuento del Consejo Constitucional, gestionado por uno de sus principales aliados, para atribuirse la victoria.
Cuatro líderes africanos mantuvieron un encuentro durante varias horas con Gbagbo, para después partir hacia una reunión con Ouattara en el hotel donde permanece recluido y donde se encuentra protegido por "cascos azules" de la ONU.
La de ayer es la segunda visita a costa de Marfil del presidente de Benin, Boni Yayi, Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, y Cabo Verde, Pedro Pires. A ellos se añadió el primer ministro keniano, Raila Odinga, en representación de la Unión Africana. "Vinimos para mantener un diálogo con intención de resolver la crisis", declaró Odinga ante la prensa al término del encuentro con Gbagbo en el palacio presidencial.
La CEDEAO ha llegado a amenazar con utilizar la "fuerza legítima" si el presidente no renuncia de forma pacífica al cargo, mientras que el Gobierno nombrado por Ouattara advirtió de que estas negociaciones son la última oportunidad de Gbagbo de formalizar una transición pacífica y en la que goce de inmunidad.
Un portavoz de Odinga aseguró que la intención del primer ministro keniano es buscar una solución "pacífica" al conflicto creado y que tanto Gbagbo como sus seguidores gocen de "seguridad", siempre y cuando el dirigente acceda a "ceder el poder". Sin embargo, desde el entorno de Gbagbo se rechaza por el momento la dimisión.
Las protestas postelectorales han provocado más de 170 muertos y el conflicto podría agravarse hasta derivar en una nueva guerra civil como la registrada entre los años 2002 y 2003.