Washington. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo ayer que robar y diseminar información es "un crimen" en referencia a la masiva filtración de documentos diplomáticos estadounidenses por parte de la página web Wikileaks. El portavoz oficial declaró durante su rueda de prensa diaria que el presidente de EEUU, Barack Obama, no está "contento" con la anunciada publicación de más de 250.000 cables diplomáticos, ya iniciada. La filtración, insistió, representa "una violación grave de la ley y una amenaza grave para quienes desarrollan nuestra política exterior". Asimismo el Fiscal General de Estados Unidos, Eric Holder, anunció ayer que ya está en marcha una "investigación penal" por las actividades del portal Wikileaks, cuyas últimas filtraciones han dejado al descubierto informes de la diplomacia norteamericana
El presidente estadounidense fue informado de la situación la semana pasada, cuando salió a la luz que la página de Internet especializada en filtraciones tenía intención de publicar las comunicaciones entre las embajadas y el Departamento de Estado. Aunque Obama personalmente no se ha puesto en contacto con ninguna autoridad extranjera sobre el asunto, sí lo ha hecho la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
En su rueda de prensa, Gibbs dijo que la Casa Blanca se plantea varias alternativas para responder a la filtración, y confirmó la apertura de una investigación penal sobre el asunto. "Los responsables de esta filtración, y quienes les han ayudado, son unos criminales", declaró el portavoz. No obstante, insistió en que la filtración en sí "no impactará, ni tampoco lo permitiríamos, de manera significativa en una política exterior que creemos que es la mejor para Estados Unidos". "Seguiremos, y nuestros diplomáticos seguirán, haciendo avanzar cada día los intereses de nuestro país y de nuestro pueblo", manifestó Gibbs.
cautela Respecto a las reacciones internacionales, la divulgación de Wikileaks ha sembrado el desconcierto en las cancillerías de todo el mundo con unas primeras reacciones muy comedidas que mezclan la cautela con la preocupación. Reino Unido, Francia y Alemania criticaron la filtración de los 250.000 "cables" con el mismo argumento: que perjudican a la seguridad de los países y vulneran la convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas. Sin embargo nadie se atrevió ayer a entrar en los detalles que les afectan directamente.