berlín. El Reichstag berlinés quedó desde ayer y hasta nuevo aviso cerrado al público y custodiado por patrullas policiales, en medio del clima de alerta en Alemania por amenazas terroristas, mientras la policía reclama refuerzos ante una alarma que puede desbordarla.

La sede del Parlamento, símbolo de la vida democrática e imán turístico del barrio gubernamental, prescindirá temporalmente de las filas de visitantes ante su acceso principal por imperativos del reforzado dispositivo de seguridad.

Mientras el ministro del Interior, Thomas de Maizière, y el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, insisten en el mensaje de no dejarse llevar por el pánico, las autoridades berlinesas optaron por reforzar con vallas y un contingente de 60 policías, armados con automáticas, los alrededores del Reichstag.

De Maizière calificó de irresponsable el flujo de especulaciones difundidas, desde que el miércoles pasado admitió la existencia de "indicios serios" de atentados. Unos planes que, según unos u otros medios, apuntan al Reichstag, a mercadillos navideños o a cualquier otro espacio público.

Diversos medios avanzaron la semana pasada que se contaba con la llegada a Alemania, ayer lunes, de dos o hasta cuatro miembros de un comando islamista con visado para circular por la zona Schengen.

Der Spiegel situó al Reichstag entre los objetivos del terrorismo islámico, que supuestamente podría planear una toma de rehenes y masacre en el interior del edificio, para febrero o marzo.

Estas informaciones proceden, según el semanario, de un arrepentido entre los círculos del terrorismo islámico, que se habría puesto en contacto con la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) alemana.

Las medidas de seguridad son más que perceptibles, por la presencia policial en aeropuertos, estaciones de ferrocarriles y lugares públicos de todo el país, extendidas ahora al Parlamento y principales dependencias gubernamentales.

En las estaciones de metro se difunden ininterrumpidamente mensajes de alerta llamando a comunicar la presencia de bolsas o bultos abandonados y los Länder apelan a la colaboración ciudadana para detectar movimientos o individuos sospechosos.

A estas medidas se suma la labor menos perceptible de observación de sospechosos.