ISLAMABAD. La mayoría de las muertes ocurrieron ayer y se deben a ajustes de cuentas entre bandas mafiosas de la principal metrópoli del país surasiático, pero también han muerto cuatro activistas de partidos políticos y otra víctima pertenecía a una corriente islámica minoritaria, según la fuente.

Según esta versión, los actos de violencia se han registrado en varios puntos de la ciudad portuaria, especialmente en algunos barrios bajos.

En algunos casos, hombres armados que circulaban en motocicleta han disparado en plena marcha a las víctimas, aunque también ha habido choques entre vándalos y las fuerzas de seguridad y disturbios que se han saldado con la quema de vehículos, como un autobús.

"La situación está volviendo ahora a la normalidad. Desde la noche del lunes no se ha registrado ningún nuevo asesinato.

Efectivos especiales de las fuerzas de seguridad están desplegados por distintos puntos de Karachi", explicó la fuente policial.

La situación en la capital financiera de Pakistán era tensa desde que el pasado día 16 fue asesinado a disparos en Londres el político Imrán Faruq, número dos en el exilio del Muttahida Qaumi Movement (MQM), el principal partido de Karachi.

Los sucesos de violencia con tintes étnicos, políticos o sectarios, auspiciados por bandas mafiosas, son habituales en Karachi, una metrópoli con más de 18 millones de habitantes, donde convive gente de todas las etnias del país y en la que se registran los más altos índices de criminalidad de Pakistán.

El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, ha pedido a su titular de Interior, Rehman Malik, y a las autoridades de la provincia de Sindh -cuya capital es Karachi- que tomen "los pasos necesarios" para restaurar el orden en la ciudad, según un comunicado oficial.