MADRID. La ciudad paquistaní de Karachi, la mayor del país asiático, se despertó este viernes con la noticia del asesinato en Londres del político Imran Farooq, líder del Movimiento Muttahida Quami (MQM), lo que provocó varios incidentes violentos y un clima de luto generalizado.
Farooq, que vivía en la zona noroeste de la capital británica, sufrió golpes en la cabeza y heridas de arma blanca después de un supuesto asalto sobre su vivienda ocurido el jueves por la tarde. Scotland Yard informó de que había recibido la llamada de alerta en torno a las 17.30 hora local (18.30 hora peninsular en España), y que al llegar al lugar de los hechos se encontraron con un hombre de unos 50 años malherido que, pese a los intentos de reanimación, pereció a las 18.35 (19.35 en la España peninsular).
En Karachi, una turba prendió fuego a varios vehículos y al menos a una tienda a primera hora del día, según explicó el portavoz policial Amir Shakeel Butt, citado por la cadena estadounidense CNN. Las autoridades paquistaníes no informaron de ningún herido en estas primeras horas de tensión, mientras en Reino Unido se investiga si el crimen tiene tintes políticos o se trata de un simple asalto.
Farooq, alejado de la política desde hace dos años pero considerado uno de los mienbros fundadores del MQM, había pedido asilo en Reino Unido hace once años, después de pasar siete huyendo de la Policía de su país de origen. Estaba acusado, entre otros cargos, de participar en un asesinato, aunque el político negó todos los hechos que se le imputaron.
El MQM ha anunciado diez días de luto por el fallecimiento de uno de sus antiguos líderes, mientras la mayoría de las tiendas y escuelas permanecen hoy cerradas y el transporte público no funciona en señal de luto.
El miembro del MQM y ministro del Gobierno Farooq Sattar mostró su confianza en que "el culpable será arrestado" y se le dará "un castigo ejemplar", según explicó en declaraciones a la prensa en Karachi recogidas por Reuters. Sattar no quiso especular acerca de los motivos del asesinato y apostó por esperar a que las fuerzas de seguridad británicas avancen en sus pesquisas.
El mes pasado, Karachi ya fue escenario de una oleada de actos violentos que causaron la muerte de más de un centenar de personas después de que otro miembro del MQM, el chií Raza Haider, fuese abatido junto a su guardaspaldas mientras asistía a un funeral. El Gobierno culpó de estos asesinatos a los talibán y la facción suní Sipah-e-Sahaba Pakistan.