bruselas. La escalada de declaraciones entre París y Bruselas entorno a la expulsión de ciudadanos de etnia gitana parece no tener fin. Ambas partes son conscientes de que a estas alturas de la polémica sólo con compromisos y diálogo se frenará el procedimiento de infracción por discriminación que quiere poner en marcha de forma urgente la comisaria de Justicia, Viviane Reding. De hecho, el propio Elíseo intentó ayer terciar en el cruce de acusaciones entre algunos de sus ministros y la comisaria luxemburguesa pidiendo "calma" y "un diálogo tranquilo". Sin embargo, la salida a escena de Nicolás Sarkozy parece que complicará por el momento los intentos de rebajar la tensión. Según trascendió ayer, el presidente galo habría sugerido durante un almuerzo privado con senadores de su partido que si Luxemburgo, el país de origen de la comisaria, quiere acoger a los gitanos, por su parte no hay problemas.
"Ha dicho que nuestra política es la buena y que era escandaloso que Europa se exprese de esta forma sobre lo que hace Francia", explicó el senador Bruno Sido. "Ha dicho que no se puede reprochar nada a Francia", que "si los luxemburgueses quieren acogerles no hay problema", añadió. La declaración, según la agencia France Press, fue corroborada por su colega de partido Michel Houel, quien dijo que el máximo responsable de la UMP había dicho que "estaremos encantados si Luxemburgo se queda con algunos de los gitanos". Unas palapbras quizás irónicas entre sus correligionarios pero que no sentaron nada bien en el pequeño ducado. "Mezclar la nacionalidad de la comisaria con su país es malévolo", le reprochó a Sarkozy el jefe de la diplomacia luxemburguesa, Jean Asselborn. En todo caso, está claro que la polémica está lejos de estar encauzada. Varios ministros de Sarkozy arremetían ayer con dureza contra Reding por calificar de vergonzosa la actitud de París y recordar la situación vivida durante la segunda guerra mundial. Un "patinazo" del todo "inaceptable", dijeron. Y es que, "como hijo de alguien que luchó por la Francia libre no puedo permitir a la señora Reding que diga que la Francia actual se parece a la de Vichy. No se puede hablar de segunda guerra mundial", le respondió en la radio RTL el secretario de estado para asuntos europeos, Pierre Lellouche. A las palabras de Lellouche, que también le reprochó que "un billete de avión para un país de origen de la UE no es un tren de la muerte", se sumaron poco después las del ministro de inmigración, Eric Besson, precisamente los dos interlocutores de Reding durante las últimas semanas y con quienes debe negociar una salida a esta grave crisis política. A ellos ya se ha dirigido de nuevo la comisaria, según confirmaron ayer fuentes de la Comisión Europea. Les ha remitido una misiva en la que pide explicaciones por las dos circulares administrativas del Gobierno francés. La primera la del 5 de agosto en la que se ordenaba dar prioridad al desmantelamiento de campamentos gitanos. Un ataque directo, en opinión de Reding, hacia un grupo étnico concreto que sería discriminatorio. La segunda circular sobre la que quiere detalles es la enviada el pasado 13 de septiembre en la que se eliminar toda referencia a los gitanos, lo cual prueba en opinión del Gobierno francés que ya no existe ningún problema.
Cumbre europea "Vamos a responder y a darle explicaciones", respondió ayer Eric Besson. Si después de tantas y tantas acusaciones Reding se da por satisfecha está por ver. Lo que sí es seguro es que esta polémica salta de nuevo por los aires en vísperas de una cumbre de líderes europeos que se celebra hoy en Bruselas y a la que asiste también el presidente Sarkozy. La agenda estará dominada por la política exterior de la UE y el refuerzo de la gobernanza económica, pero es posible, si el dirigente galo lo quiere, que la polémica de las expulsiones se cuele en la reunión. De momento, no está descartado que pueda aprovechar este desplazamiento para encontrarse con su homólogo rumano y abordar uno de los asuntos que más quebraderos de cabeza le está generando.