KADUNA (NIGERIA).Un grupo de hombres fuertemente armados atacó anoche la cárcel de la ciudad nigeriana de Bauchi, en el centro del país, y liberó al menos a 800 presos, incluidos varios miembros de una secta islámica, según anunció este miércoles la Policía.
Un comisario de Policía, Danlami Yar'Adua, señaló que el grupo terminó con la vida de cuatro personas, incluidos dos guardias, y prendió fuego a parte de la prisión. Además, señaló que se está haciendo todo lo posible para conseguir localizar a los presos que se han escapado.
"Unos 50 hombres con ametralladores llegaron al lugar de la cárcel, obligaron a que se abriera la cárcel y liberaron a todos los prisioneros", indicó un habitante de Bauchi pidiendo no dar su nombre. Los residentes de la zona señalaron que se cree que los atacantes son miembros de la secta radical islámica Boko Haran, cuyos miembros están detrás de un levantamiento sucedido hace un año que terminó con la vida de cientos de personas en la ciudad de Maiduguri, en el norte del país.
Los seguidores de Boko Haram --que significa 'la educación occidental es pecaminosa' en el lenguaje hausa que se habla en el norte de Nigeria-- quieren que se imponga la 'sharia' o ley islámica en el país, el más poblado de Africa.
La cárcel de Bauchi albergaba a presos miembros de esta secta que fueron detenidos después de los enfrentamientos del año pasado. El asesinato de varios policías en las últimas semanas, y de dos autoridades tradicionales la semana pasada, han incrementado los temores en Maiduguri de que la secta esté volviendo.
Por ello, la seguridad se ha reforzado en la ciudad, con la Policía y el Ejército realizando patrullas conjuntas. Además, se ha prohibido usar motocicletas desde el anochecer hasta el amanecer, ya que este tipo de vehículos se ha utilizado para realizar los últimos ataques.
Los símbolos de la autoridad gubernamental, incluidas comisarías, cárceles y escuelas, están entre los edificios atacados al principio de la insurrección del año pasado. Casi 800 personas murieron, muchas de ellas por disparos de las fuerzas de seguridad, en batallas que duraron días, mientras la Policía y el Ejército intentaban calmar los disturbios generados por miembros de la secta armados con diferentes armas.