LONDRES. Kian, de 32 años, es el nuevo letrado que asiste a Ashtiani, presa desde hace cinco años en una cárcel de Tabriz (norte de Irán), después de que el anterior abogado, Mohammed Mostafaei, abandonara Irán a principios de este mes tras ser interrogado por la policía.
Mostafaei fue el responsable de que el caso de Ashtiani fuera conocido por la opinión pública mundial a través de un blog en el que contó los detalles del procesamiento y condena de esta mujer de 43 años y madre de dos hijos, acusada de haber engañado a su marido.
La presión internacional derivó en que el Gobierno de Teherán anunciara que no se procederá a la lapidación de Ashtiani por el momento, aunque sin retirar la condena a muerte, por lo que todavía podría ser ahorcada en cumplimiento de la pena.
El abogado se escapó a través de la frontera con Turquía, desde donde viajó con la ayuda de Naciones Unidas a Noruega, país en el que espera lograr asilo político junto a su familia.
Su sucesor afirmó en conversación telefónica con "The Times" que ni él, ni los hijos de Ashtiani han podido entrevistarse con ella desde que la televisión pública iraní emitiera el pasado día 10 una entrevista en la que la mujer se confesaba culpable de adulterio y de estar al tanto de un plan para asesinar a su marido.
Kian subrayó que esas declaraciones fueron forzadas y explicó que las autoridades están negando las visitas en la prisión "bien porque ha sido torturada y presenta signos del maltrato o porque puede revelar la presión a la que está siendo sometida".
El abogado explicó que la última vez que se reunió con Ashtiani fue justo antes de esa entrevista y por espacio de únicamente 10 minutos, tiempo suficiente para comprobar la angustia con la que vive desde que fue hecha presa en 2005.
"No hay más que imaginarse como se sentiría cualquier persona sobre la que pesa una condena a muerte por lapidación durante cinco años y que sabe que cualquier noche pueden aparecer para matarte a pedradas a las cuatro de la madrugada", dijo Kian.
El abogado iraní subrayó que, ahora más que nunca, la comunidad mundial debe jugar un papel decisivo para evitar su muerte, teniendo en cuenta que "si Irán se da cuenta de que puede matarla a pedradas, sabrá que puede salirse con la suya con lo que quiera".
Kian reconoció que teme también por su integridad, después de que agentes de seguridad entraran ilegalmente en su casa, de que le confiscaran el ordenador y documentos, de que le hayan amenazado reiteradamente y de que hayan intervenido sus llamadas telefónicas.
"Mentiría si dijera que no estoy asustado. Estoy haciendo esto desde el pleno conocimiento de lo que me podría pasar", señaló Kian, quien subrayó que si sigue adelante con el caso de Ashtiani es "porque considero que es mi deber como abogado".
Kian quiere volver a pedir un perdón oficial al Gobierno, pese a que los tres intentos anteriores de Mostafaei no sirvieron de nada.
No obstante, consideró que el caso de su defendida ha adquirido un tinte político internacional que puede dar ahora sus frutos.
"Si el sistema judicial iraní sigue las normas escritas, yo sería muy, muy optimista, porque el proceso está lleno de errores, cualquiera lo puede ver. El problema es que (los jueces) ya no siguen sus propias reglas, así que es impredecible", aseguró.