madrid. El Comité de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha advertido de que tendrá que duplicar sus intervenciones en Haití -país en el que uno de cada tres niños menores de cinco años padecía desnutrición crónica antes del terremoto-, debido al aumento del hambre, a las malas condiciones sanitarias y a la escasez de agua potable con las que conviven los que se quedaron sin hogar el pasado 12 de enero.

"Se espera que la predominante desnutrición aguda aumente en los próximos meses debido a la situación de los desplazados, a la llegada de la época de lluvias y a la posterior época de sequía", indicó Unicef en su informe sobre la situación de Haití un mes después del terremoto.

La temporada de lluvias, que normalmente comienza en marzo, aumentará considerablemente las tasas de mortalidad infantil debido al incremento de enfermedades como la diarrea, a la desnutrición, al dengue y a la malaria, "las mayores causas de muerte de la infancia en Haití", señala el documento, titulado Infancia en Haití, un mes después.

La desnutrición de los niños haitianos siempre ha sido una grave preocupación; antes del seísmo uno de cada tres niños padecía malnutrición crónica y uno de cada veinte desnutrición aguda. "Los análisis preliminares indican que se tendrá que duplicar el número de intervenciones en materia nutricional para cubrir las necesidades actuales", señaló Unicef, cuyos cálculos sitúan en cerca de 5.000 el número de menores de cinco años que sufren desnutrición aguda.

El comité de la ONU para la infancia también destaca que las malas condiciones sanitarias e higiénicas (sólo un 5% de las personas afectadas tienen acceso a letrinas), aumentan el riesgo de deshidratación y de mortalidad por enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua.

8 de cada 10 escuelas destruidas Unicef también destaca que 2,9 millones de niños haitianos se ven privados en estos momentos de su derecho a recibir educación, ya que, según datos del Gobierno, ocho de cada diez escuelas (más de 5.000) han quedado completamente destruidas por el seísmo.

El informe denuncia que la situación actual debe servir para reconstruir el sector de la educación, en manos de instituciones religiosas o privadas y "marcado históricamente por la exclusión y problemas estructurales".

Por otra parte, el comité insistió en el peligro a que se produzca tráfico de menores, ya que muchos de ellos perdieron a sus padres durante el pánico que prosiguió a la catástrofe. "Algunos han sido alojados temporalmente por sus vecinos u otros miembros de la comunidad, otros simplemente ingresaron en orfanatos", indica el documento.