Nueva York. Al menos tres soldados estadounidenses resultaron muertos en Pakistán en el atentado perpetrado ayer al paso de un convoy que se dirigía a la inauguración de una escuela para niñas en la localidad de Koto, en la región de Bajo Dir, en la Provincia de la Frontera Noroeste. Otras cinco personas resultaron muertas, entre ellas varios escolares y unas 120 personas resultaron heridas en el mismo ataque fue reivindicado pocas horas después por el movimiento Tehrik-e-Taliban Pakistán (TTP), que aglutina a diversas facciones talibanes paquistaníes y que operan en la zona. Según relató Muhammad Israr, corresponsal del canal en pashtu AVT Khyber y que figuraba entre los reporteros invitados a cubrir el acto, el vehículo en el que viajaban los estadounidenses recibió el impacto de la bomba, que, según la Policía, fue accionada por control remoto.
Los soldados estadounidenses se encontraban en Pakistán para ayudar a entrenar a las fuerzas de seguridad del país en los controles de los pasos fronterizos. Es la primera vez que el grupo terrorista causa bajas mortales entre las filas del ejército estadounidense en Pakistán y no pasó desapercibido por el representante especial de Estados Unidos para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, que condenó el atentado y ha lamentó la pérdida de vidas humanas en tan tristes circunstancias. Tanto el presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, como el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, condenaron con firmeza el atentado y ordenaron que se investigue lo ocurrido.
Por su parte, el portavoz de los talibán paquistaníes, Azam Tariq, amenazaba ayer mismo con proseguir con los atentados contra todos los intereses estadounidenses en unas declaraciones realizadas a la prensa de aquel país.