El año columnero empieza tan al trantrán en Diestralandia, que no he encontrado nada más destacado para el titular y el comienzo de la recolección de entrecomillados que una gracieta de Ángela Vallvey en La Razón. La amanuense, que no suele prodigarse mucho en esta sección, se lo ha ganado a pulso al pedir un cupo como el vasco para Madrid. Aquí lo tienen: "Madrid debe exigir su propio «Cupo». Este cupo, obviamente madrileño y chulapo, convertiría en nacionalidad «histórica» a la comunidad, que ahora parece una advenediza recién creada. El cupo madrileño sería muy sencillito de explicar y entender, limitándose el tal a ordenar que esos varios presidentes incoloros de comunidades autónomas que la tienen tomada con el tema y no paran de meterse con Madrid, dejen por decretazo -«as usual»- de atacar y denigrar a los madrileños; que dejen de hablar mal de Madrid con esa completa impudicia interesada con que ahora lo hacen, bajo riesgo de multazo. En definitiva: un cupo pa’ que los ondulen con la permanén. Y pa’ suavizarlos, que les den cold-crém".

Casi como se tratara de una campaña orquestada, el editorial del periódico azul volvía a incidir sobre el supuesto odio a Madrid. Eso, sí, invirtiendo la carga de la prueba. O sea, mirando con desdén a Catalunya: "Aunque desde el nacionalismo y las izquierdas se traten de desvirtuar las razones del éxito económico de la Comunidad de Madrid con pintorescas alusiones al «dumping fiscal» y al efecto capitalidad, lo cierto es que no han sido sólo las acertadas medidas de estímulo aplicadas por el gobierno madrileño lo que explica el enorme salto adelante que ha experimentado la región, hasta convertirse en la mayor comunidad por PIB de España, sino que, desafortunadamente, Madrid se ha visto beneficiada por la pérdida del atractivo inversor de una Cataluña sometida por el separatismo a la tensión de una década de proceso secesionista, que culminó en el referéndum ilegal y el golpe de 2017".

En ABC, en ABC les ha dado por la ley que permitir morir dignamente al cumplirse medio año de su aprobación. Ojo al verbo empleado en el titular de apertura en su edición digital: "El sistema sanitario ha ejecutado al menos 50 eutanasias en seis meses". Ejecutar. ¿No les valía "practicar"?

Evidentemente, no. Y la prueba es el editorial sobre el asunto, cuya tesis es que se ha abierto la barra libre para cargarse a los abuelos: "Mientras la ciencia médica muestra día tras día su capacidad para diagnosticar, combatir y curar enfermedades, la propuesta del Gobierno es apagar cualquier luz de esperanza en la vida de los enfermos y, también hay que decirlo, de los ancianos".

Les recojo ahora un par de antiyolanderías, género cada vez más arraigado. La primera la firma Julio Vadeón, que se ha pasado de La Razón a El Mundo con todo su repertorio habitual. "Yolanda, zarina reaccionaria", es el título de la pieza en la que atiza a la vicepresidenta así: "Enemiga del progreso y la ciencia, Yolanda acaba de pedirle a Europa que reconsidere su decisión de etiquetar de verde la energía nuclear. Tampoco sorprende. Pertenece a la estirpe de quienes exigían por Bruselas regar con napalm los cultivos transgénicos. Los mismos que reniegan de las explicaciones multifactoriales en materia de violencia doméstica. Desdeñan los ideales revolucionarios e ilustrados y cifran todo su capital político al mantra identitario y las supersticiones nacionalistas".

La otra colleja a la política en boga la atiza Luis Ventoso en El Debate: "El juego de la política es así, por supuesto. La ambición de trepar y mandar resulta inevitable. Pero se le agradecería a esta veterana dirigente comunista, que ya es un poco mayor para jugar al candor adolescente, que tuviese la delicadeza de jugar con las cartas boca arriba y no tomar al pueblo español por una panda de garrulos a los que se les puede vender pompas de jabón". La diatriba se titula "Pero qué cosas nos suelta esta Yolanda".

Sin salir de El Debate, ponemos el punto final con una proclama patriotera a cargo de Antonio R. Naranjo, que no comprende cómo no se declara fiesta de guardar el aniversario de la toma de Granada: "Tres siglos antes de aquel episodio los Reyes españoles de Castilla, Navarra y Aragón pararon en la épica batalla de Las Navas de Tolosa (ríanse de Aragorn dando la del pulpo a Saruman en el Abismo de Helm) a las hordas fundamentalistas de Muhammad an-Nasir , aquí bautizado Miramamolín por los castizos de la época; escribiendo el primer capítulo de una gesta cristiana que explica por qué no estamos bajo el yugo del extremismo religioso y somos, como continente, cuna de libertades y civilización. Nada de esto se estudia en los colegios, lo que explica una parte del problema identitario de España como Nación". Vuelvo a escribirlo: los nacionalistas son los otros.