La vicepresidenta Yolanda Díaz ha reconocido, desvelado, confesado, denunciado (táchese lo que no proceda) que tres semanas antes del famoso 8-M de 2020, ella alertó a su Gobierno de que se venía encima una pandemia del carajo y no le hicieron caso. Lo miren por donde lo miren, una golosina gigante para titulares, editoriales y columnas de alto octanaje.

"Lo sabían y mintieron", clama el editorialista de ABC, que empieza exigiendo la dimisión de Sánchez y todo su gabinete. ¿Algo más? Sí, dos huevos duros: "Es necesaria una comisión de investigación en el Parlamento, aunque la mayoría gubernamental la frustre de antemano. Y si hubiera una Fiscalía a la altura de su misión constitucional, ya habría incoado diligencias para investigar la delación de Yolanda Díaz, la primera arrepentida en activo en un Gobierno español".

Estaba ocurrente el opinador oficial del vetusto diariao. Después de lo de "primera arrepentida en activo", termina la pieza con esta maldad: "Comparados con Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, la relación entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso roza lo fraternal".

El Mundo también lleva a portada la largada de la lideresa de la futura plataforma que no acaba de presentarse del todo. "Yolanda Díaz señala a Moncloa por ignorar el Covid antes del 8-M", dice con letras XXL. Al lado, una foto de estudio de Díaz para ilustrar la entrevista al suplemento Yo Dona con este entrecomillado: "No soy la típica mujer progresista".

Al voltear la página, Federico Jiménez Losantos aguarda con la garrota en ristre: "O Yolanda Díaz es más tonta de lo que parece o es mucho más lista de lo que pudiéramos sospechar; incluso puede que pertenezca al gremio de los tontos que hacen tontear, el más peligroso del planeta de los lerdos. En cualquier caso, ha confesado, si no exhibido, que el 15 de febrero de 2020 era consciente de la gravedad de la expansión del Covid-19 en España y que, por eso, antes de la criminal convocatoria del 8 de marzo hizo una guía para la prevención del virus en las empresas". La colección de soplamocos se titula "Yoli confiesa la masacre".

Eso nos deja el alma preparada para el editorial del diario de Unedisa. Lleva como encabezado "La denuncia de Díaz llega tarde para los muertos", así que ya pueden imaginar que el texto es trinitrotolueno puro: "Reducir al silencio a quien buscó alertar de graves riesgos para la vida es una decisión difícil de calificar sin perder el sosiego. Mucho más abominable por responder al deseo de anteponer la agenda ideológica a la urgencia sanitaria, todo con tal de no suspender una manifestación que ha degenerado en acto propagandístico y sectario que poco tiene ya que ver con la necesaria reivindicación de la igualdad de las mujeres".

Magalómana, dice Pedro J. Ramírez

A Pedro J. Ramírez nunca le ha caído bien la política gallega, así que aprovecha la ocasión pàra darle con lo gordo de la Minipimer: "Las palabras de Díaz, que delatan su megalomanía y su afán de protagonismo, forman parte de una ruta trazada hacia la presidencia. Pero una cosa es investigar la actuación del Gobierno durante la pandemia y otra bien distinta es caer en la trampa de creer que Yolanda Díaz no formaba parte de él (y de que suya fue la única voz que clamó en el desierto)". Eso y mucho más, bajo el título "El ventajismo de Yolanda Díaz con la Covid".

Para La Razón el asunto no merece honores de portada ni de primer editorial. El diario de la tilde rojigualda sobre la o azul le dedica el segundo editorial con una pregunta en el titular: "¿Por qué ahora?". La respuesta, en la propia pieza: "Yolanda Díaz quiere su espacio y su plataforma y ambiciona más, minimizar a los rivales más cercanos. Ha puesto entre la espada y la pared al presidente y a los podemitas que citaron a miles de personas con la muerte. Es un testimonio de cargo".

Desde su púlpito de la última página, el director, Francisco Marhuenda, obvia el asunto de la rajada y tira por otro lado: "Yolanda tiene ahora la sartén por el mango mientras que él está a punto de quedarse sin su juguete. La vicepresidenta es muy lista y está tejiendo sus alianzas con gran habilidad dejando a Podemos contra la cuerdas, porque Belarra y Montero no pueden hacer nada mientras crece el fenómeno Yolanda auspiciado por los medios de comunicación. Es lo que sucedió con Iglesias y ahora con ella, porque sus vicarias al frente de Podemos no despiertan ninguna simpatía. Es más, resultan muy antipáticas ahora que el nuevo juguete mediático es la vicepresidenta".