El caducado (¿y caduco?) Carlos Lesmes aprovechó su posición para convertir la apertura del curso judicial, además de en un mitin, en un ajuste de cuentas con el gobierno. "Lo que el señor Lesmes impartió ayer en el Supremo no fue justicia sino «andanadas de hostias». Más que impartir, repartir, y no al pueblo sino a la clase política", escribe Juan Fernández Miranda en ABC, recordando al gallego de Airbag.

El aplauso del columnero de rancio abolengo se corresponde con la primera página del vetusto diario, donde aparece el héroe de la jornada a tres cuartos de plana sobre este titular principal: "El hartazgo de Lesmes". Luego, en el editorial, bajo el encabezado "Manoseo judicial y patriotismo", se señala al verdadero malo de la película: "El bloqueo PP-PSOE es mutuo, sí. Pero si todo está enrarecido desde 2018 es por culpa de Sánchez y de Podemos, que iniciaron una ofensiva para desprestigiar a los Tribunales, acosar sistemáticamente a los jueces que no dictaban resoluciones de su gusto, y modificar por la puerta de atrás el sistema de elección de los vocales para que fuesen nombrados solo con la mayoría absoluta de socialistas, podemitas e independentistas".

Por si no se ha captado la idea, Ignacio Camacho la repite con un poco más de vinagre y limón: "Sánchez no es un gobernante que haya hecho de la lealtad (ni institucional ni de ninguna otra clase) un rasgo de carácter ni ha mostrado consideración alguna por los equilibrios constitucionales. Se le nota un interés sospechoso, una urgencia sobrevenida, un apremio desaforado por trasladar a la cúpula judicial la correlación de fuerzas propia del ámbito parlamentario según una proporción entre vocalías y escaños que de entrada supone una expropiación de la independencia de los magistrados".

En La Razón también tienen claro cuál de los dos partidos mayoritarios tiene más culpa del retraso eterno en la renovación. Adivinen: "El PP se ha posicionado con Europa para proceder con un auténtico gobierno de los jueces dependiente de los togados, pero socialistas y comunistas quieren una justicia subordinada, una anclada en el uso alternativo del derecho y en el principio de oportunidad. El PP no debe ceder. Sin una Justicia realmente independiente, la democracia es un simulacro que encubre el despotismo".

El resumen de lo anterior es que el bloqueo es muy malo, pero solo el del PSOE. ¿Que no lo han entendido? Ya se lo repite Francisco Marhuenda: "Es verdad que es un tema complejo, lleno de aristas y derivadas, pero cabe suponer que políticos que ocupan funciones tan importantes deberían ser capaces de encontrar una solución. Sánchez está condicionado por sus socios de coalición y sus apoyos parlamentarios mientras que Casado tiene líneas rojas que ni puede ni debe atravesar". Eso vale por diez tomos de la antología del cinismo.

Menos mal que el editorialista de El Mundo tiene la solución. Lo que no tiene es abuela. Capten cómo el diario se pone en el mismo plano que la Unión Europea: "Es el momento de abrirse a una reforma del sistema de elección de los jueces en el sentido despolitizador que EL MUNDO y la UE vienen demandando. Si el Gobierno depone su soberbia -empezando por la de Félix Bolaños negando a los jueces la facultad de nombrar a otros jueces, como sucede en las democracias más respetuosas de su separación de poderes- y escucha, habrá acuerdo". No me digan que no les ha descuajeringado lo de "que El Mundo y la UE vienen demandando".

La pieza anterior se titula "Lesmes alza la voz contra el acoso de Moncloa". Se refiere no solo a la filípica del tipo sobre el bloqueo de la renovación del CGPJ sino al tremendo rapapolvo que el justiciero echó al Gobierno por los indultos del Procés. En el diario de Unedisa, Rafa Latorre aplaude con las orejas: "La decisión comprometida de Lesmes fue arrancar su discurso de apertura del año judicial reprochándole al Gobierno los argumentos ofrecidos para indultar a los condenados por el procés. Las medidas de gracia, concedidas contra el criterio del sentenciador, contenían implícita una pedagogía perversa y, explícita, una agresión a los jueces. Resulta del todo inverosímil, por tanto, la aflicción del Gobierno por el innegable daño reputacional a la Justicia que inflige el bloqueo del CGPJ". Y me llevo una.