Esta vez no se rompe España, sino la derecha española. Es como la decimoquinta vez en unos meses, pero en esta ocasión parece que la cosa va en serio y resuenan las alarmas en el ultramonte mediático. "La derecha se rompe con las encuestas a favor", titula ABC en portada sobre una foto de archivo de los líderes de PP y Vox en el Congreso de los Diputados. Dentro, el director, Julián Quirós, les riñe a ambos y les ordena que arreglen lo suyo. Como verán, la regañina mayor es para el palentino de los másteres de pega: "Esto ya dura demasiado. Pablo Casado debe coger el móvil y llamar a Santiago Abascal. Hoy mejor que mañana. Ya no vale un whastapp, tienen que hablar. Las fricciones entre los dos partidos sólo pueden arreglarlas ellos dos a solas, por arriba, y que los de abajo apechuguen".

Ese es el mismo espíritu de un editorial titulado "La derecha vuelve a equivocarse". ¿Y cuál es el error? Algo así como llevarse tan mal como la izquierda pero no ser capaz de disimularlo: "Enfrascarse en pugnas estériles, con una fuerte carga emocional o simbólica que amplifica lo que, sobre todo, son desentendimientos personales, no tiene sentido. En eso, la derecha debería aprender de la izquierda, que siempre simula estar a garrotazos pero al final le une su desprecio al contrario. El odio ideológico es algo que la izquierda ha perfeccionado mucho en su favor, mientras la derecha es solo una consumada especialista en caer en estas trampas". Le ha faltado añadir "¡Si es que sois unos pardillos!".

En La Razón, Francisco Marhuenda ejerce de moralista en una pieza titulada "Vox-PP, una guerra absurda". La lección para los niños que se dan de guantazos es que le están haciendo feliz a su enemigo: "Las relaciones entre el PP y VOX son más propias, dicho irónicamente, del diván de un psicólogo o psiquiatra. En lugar de entenderse y pactar los disensos, es decir, buscar el buen rollito, están ocupados en darse mamporros para mayor satisfacción de la izquierda política y mediática".

Por ahí va también el incansable Jorge Fernández Díaz, que no tiene dudas, sin embargo, de que la afrenta ha sido del que todavía es su partido: "Desde que Casado convirtió la moción de censura a Sánchez en una censura a Abascal y a Vox, se ha quebrado el vínculo de confianza y respeto mutuo existente entre ellos. Desde luego que Sánchez no podía tener mejor regalo de vacaciones que este espectáculo público entre la única oposición real y potencial a su Gobierno existente en estos momentos en España".

Llegamos a Libertad Digital, donde, como ya imaginan, se toma partido por Vox. "El PP, con la izquierda y contra Vox" es el encabezado de un editorial en que a Casado le caen quintales de brea: "El PP parece haber elegido participar en esas operaciones totalitarias cuando la víctima es VOX. Su pavor a quedar fuera del consenso progre lleva a los populares de Casado a poner en riesgo los pocos lugares donde todavía gobierna. Desde luego, no parece la estrategia más inteligente para llegar al poder".

Otro amanuense, de nombre Pedro De Tena, se enfada, no respira y le anuncia a Casado que ya no es su amiguito: "Hasta aquí he llegado. Casado no puede seguir despeñando la alternativa del centro derecha español hacia ese barranco sin esperanza de una España desguazada y desmoralizada. Sólo espero que Vox, que tiene el derecho y el deber de responder a la afrenta, distinga lo que Pablo Casado no es capaz de distinguir: que una cosa es su casta cobarde, marrullera y ruin al mando del PP y otra cosa es España, que es de lo que se trata".

Queda la sapiencia de Pedro J. Ramírez, que aprovecha para ilustrarnos en el editorial de El Español sobre las declaraciones de Persona non grata, que están en el origen de esta reyerta: "Las declaraciones de persona non grata, herederas del destierro por ostracismo de la Antigua Grecia, no tienen cabida en democracia. Se trata, además, de un arma que la izquierda y los partidos nacionalistas han utilizado una y otra vez para estigmatizar a sus rivales políticos, imbuidos de un espíritu más cercano al de un pequeño reyezuelo de taifa que al de un político democrático". Olvida Pedro Jota las decenas de declaraciones de este pelo promovidas por la derecha española.