Como estaba cantado, hay fiesta mayor en la Diestralandia mediática tras la gesta electoral de su heroína, prácticamente ya diosa, Díaz Ayuso. "Madrid tumba a la izquierda", atruena en primera ABC, feliz por los 65 escaños de vellón, la humillación del PSOE y la expulsión de Iglesias de la política. En el editorial, sin embargo, el dedo apunta a Moncloa. "Primer aviso para Sánchez", se lee en el encabezado de un texto que se resume así: "Madrid ha sido la constatación del brutal desgaste que están experimentando Sánchez y su coalición con Podemos, y necesariamente el resultado tendrá repercusiones en una legislatura en la que los socios nacionalistas y separatistas del PSOE tomarán nota de la creciente debilidad de La Moncloa".

El Mundo apunta exactamente por ahí también. "La alternativa liberal arranca en Madrid", reza un editorial que empieza en la primera página, bajo el titular que glosa el triunfo de la candidata del PP sobre el inquilino de Moncloa y su exvicepresidente: "Ayuso noquea a Sánchez y acaba con la carrera de Iglesias". En el interior, más madera: "Los madrileños han apostado por la libertad, sí, en su acepción más amplia. La miopía sectaria de quienes solo entienden la política como confrontación maniquea les ha impedido calibrar la creciente conexión de Ayuso con los intereses concretos del ciudadano. Ella ha demostrado que había una alternativa a la gestión y al discurso, a las formas y al fondo impuestos desde Moncloa, y que esa alternativa se podía llevar a cabo con éxito aun en medio de circunstancias tan extraordinariamente complicadas como las provocadas por la pandemia".

Tampoco La Razón se corta. "Ayuso: cambio de ciclo", es el titular de portada, que en el editorial muta por "Ganó el alegato por la libertad". He aquí un fragmento: "No sólo ha doblado los escaños que obtuvo en 2019, sino que ha conseguido algo mucho más trascendente, como es la derrota del discurso maniqueo de la izquierda, con un alegato por la libertad. Un concepto de la libertad, sin embargo, muy alejado de los grandes gestos, vacuos en demasiadas ocasiones, que los ciudadanos han sabido interpretar en sus exactos términos y que han identificado en la figura de la candidata popular, en su manera de entender la política".

En Libertad Digital damos con una divertida variante celebratoria. Como le deben varias al actual presidente del PP, el editorialista le saca de la foto del triunfo: "Y lo ha hecho, conviene recordar, con una política opuesta a la de Pablo Casado y la dirección nacional del PP, que incluso en la celebración del resultado puso la nota discordante con un discurso anodino y fuera de lugar que los propios congregados en la sede popular interrumpieron con gritos de ¡Ayuso, Ayuso!, la única protagonista de la noche y la única a la que los allí presentes querían escuchar. La victoria es suya, y solo suya".

Loor y gloria a la más grande entre las grandes

Hasta aquí, las interpretaciones del escenario inminente. En lo que queda, les copio y pego lo más granado del concurso de odas a la triunfadora. Verán hasta dónde se puede exagerar. Merece la pena que lleguen hasta el final aunque les cueste.

"Ayuso Rock star", por Luis Ventoso en ABC: "Se ha presentado como campeona de la libertad, en un momento en que la sociedad está saturada de la apisonadora de derechos que ha sido el Covid, y se ha sacado de la manga un peculiar madrileñismo, una Tabernia de tolerancia, optimismo y birra (que no es nacionalista, pues es leal a España y abierto a todos)".

"Ayuso, imbatible contra todos", por Pilar Ferrer en La Razón: "Querían doblegarla y se hizo aún más fuerte. Buscaban difamarla, pero pincharon en hueso. Y si pretendían rebajar su figura, afloró con mayor perfil político. En esta convulsa campaña, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha soportado insidias e insultos tan virulentos cómo no se recuerdan. Pero Isabel no se achantó, demostrando que tiene fuste, y afrontó sin complejos todos los ataques: Se crece en la adversidad".

"Ayuso gana a todos", por Emilio Campmany en Libertad Digital: "El secreto es que Isabel Díaz Ayuso encontró en una alcantarilla, llena de barro, abandonada por todos, incluidos los de su partido, la bandera de la libertad. La rescató, la limpió, la besó y la enarboló, y marchó abrazada a ella mientras le decían desde todos lados que nadie la seguiría. Pero ella marchó sola, y al poco detrás de ella se fueron cada vez más madrileños, algunos de ellos otrora votantes de partidos de izquierda. A ver si los del PP ven y aprenden cómo se salva a España de Sánchez, Iglesias y sus aliados independentistas, golpistas y filoetarras".

"La emperatriz de Chamberí se corona sola", por Zabala de la Serna en El Mundo: "La popularidad arrasadora y sin complejos de la figura de Isabel rock star Ayuso se ha elevado eclipsando incluso su propia gestión -economía y fiscalidad, aperturismo y Zendal- y por encima de las siglas del partido. Como un cometa que deja ahora una estela de fuego para Pablo Casado a nivel nacional".

"Y el meteoro carbonizó al maniquí", por Julio Valdeón en La Razón: "La reconstrucción de la cultura democrática empezaba esta misma noche en la Puerta del Sol, el epicentro de un tsunami con el rostro de porcelana y el mandato de plantarse frente a los enterradores de la Constitución. Pierde el trilero en Moncloa. Gana una Isabel Díaz Ayuso tan rock and roll star que ya compite con Sabina, Umbral, Tierno Galván y Almodóvar en el monte Rushmore madrileño".

"El triunfo expansivo", por Juan Carlos Girauta en ABC: "Pues ya está votado: la líder madrileña, convertida por sus contrincantes en sinónimo de alternativa integral, ha más que doblado sus escaños, superando holgadamente ella sola a toda la izquierda sumada. Pierde el régimen. Con otro regalito incluido: el PSOE y los de Errejón ya pesan lo mismo".

"Lo que le debemos a Ayuso", por Miquel Giménez en Vozpópuli: "España le debe a Ayuso mucho, porque su triunfo es el de la España sensata, la que se levanta pronto para trabajar, la que quiere justicia, libertad y sensatez. No es la España del 36 ni siquiera la del 65, es la España del 2021 y, si me apuran, la de dentro de cien años. Una España moderna, con la historia asumida y digerida, sin regurgitaciones interesadas. Y, sobre todo, una España en la que todos tengamos derecho a ejercer nuestra libertad sin que ningún Gran Hermano venga a recriminarnos y condenarnos por ello".

Continuará...