Por primera vez desde que estrenamos este espacio, lo más llamativo es un asunto del que no se dice nada. Ya me hubiera gustado glosarles las opiniones sobre el paso por la Audiencia Nacional de Cospedal, Arenas o Del Burgo para declarar sobre la caja B del PP. Pero más allá de titulares puramente descriptivos —cuando quieren, sí saben hacerlo—, no hay una línea. A ver si hay suerte, y la presencia hoy de Aznar y Rajoy inspira a las plumas más diestras del lugar. Se lo contaré aquí encantado.

Así que vamos con la magra cosecha, que vuelve a tener como eje la batalla de Madrid. Y la alegría de la jornada para el editorialista de La Razón es la marcha anticipada de Pablo Iglesias de los bancos azules del Cogreso porque de lo contrario, no podría ser candidato: "Pablo Iglesias suma a la improvisación el desconocimiento y tendrá que dejar el Gobierno antes de que finalice marzo o no podrá formalizar su candidatura. Personalmente es malo para su estrategia, pero es muy bueno para la democracia, que se ahorrará el espectáculo de un vicepresidente del Gobierno utilizando el cargo institucional como plataforma de su propaganda".

Para Francisco Marhuenda, el motivo de júbilo es la elección de Hana Jalloul como número 2 de la candidatura del PSOE que encabeza Ángel Gabilondo. Y no es exactamente porque se alegre por ella, sino por lo que pueda jorobar a otro. Sí, al que han adivinado: "En cambio, el celoso Pablo Iglesias debe estar rabiando porque le roban el discurso de la inmigración ya que pensaba solazarse con su habitual demagogia populista. Le queda la solución de buscarse su propia Kamala para eclipsar a Hana. Con ánimo constructivo creo que no debería esforzarse mucho porque puede recuperar a su amiga y asistente Dina Bousselham". Elegante, como de custumbre.

Y ya que hemos mentado, aunque sea de pasada, a Gabilondo, va aquí una colleja para el candidato tranquila. La firma desde Libertad Digital Carmelo Jordá, que dice tener pillado al catedrático de Metafísica: "Parecía otra cosa, él quiere presentarse como otra cosa e Iván Redondo nos lo va a vender como otra cosa, pero a las primeras de cambio queda claro lo que de verdad es Gabilondo: puro sanchismo, pura mentira".

El eternamente despechado Tomás Gómez —Sánchez se la jugó cuando estaba llamado a ser lo más de lo más del PSOE en Madrid— también se ocupa desde su tribuna en La Razón de Gabilondo. Aunque del que quiere hablar es de su enemigo íntimo: "Si Gabilondo no llega a la Puerta del Sol, el líder socialista le despedirá amablemente a su casa y se ahorrará lo del Defensor. Aprovechará para volver a cambiar toda la dirección del socialismo madrileño, también a Franco, que irá en el lote de la renovación. Ya tiene candidatos para la derrota, pero no para el éxito, a pesar de que necesita uno memorable. Si el PP gana Madrid en primavera, el PSOE tiene difícil mayoría absoluta en otoño". ¡El rencor, ay el rencor!

Estas tribulaciones le son ajenas a Antonio Burgos. Lo que le tiene en un sinvivir al veterano opinatero, residente en Sevilla, es que el 4 de mayo caiga en martes. Lean: "Mezclar día de trabajo y peligro de pandemia será cuanto menos un lío. ¡Con lo bien que votábamos en domingo y sin amenaza de virus! A mí lo europeo y civilizado, más serio que Gabilondo, me parece votar en domingo. Aunque sea menos soso".

Lo de Rocío Carrasco

Cerca ya del punto final, les copio y pego dos exabruptos inspirados en el sobradamente conocido episodio de los malos tratos denunciados por Rocío Carrasco en Telecinco. Empezamos por la más suave, firmada por Santiago González en El Mundo: "De ahí se ha deducido como corolario que una ministra vaya a la telebasura para hablar sobre dos sujetos tan improbables como Antonio David Flores y Rocío Carrasco. Él era un guardia civil del que se encaprichó la hija mimada de una tonadillera famosa y un campeón de boxeo, eso era todo".

Como les decía, una nadería al lado de la bravuconada del malote columnero de ABC que firma como Hughes: "El feminismo politiza allí [en Sálvame] el pathos de Belén Esteban, lo da a comulgar, se hace chuminero y se desdobla en feminismo de mortero y de monedero. ¿Cuál es de Calvo? ¿Cuál es de Montero?". Así está el patio.