Un viaje por Nueva Zelanda, considerado uno de los destinos más bellos del mundo, puede convertirse en una experiencia única. Sus dos grandes islas, Isla Norte e Isla Sur, albergan montañas, prados verdes, ríos, lagos, volcanes, géiseres, aguas termales, interminables playas de arena blanca, imponentes acantilados, glaciares y fiordos de una espectacularidad que quitan el sentido. Si además eres un amante de los deportes, la práctica de trekking, surf, esquí, paracaidismo, puenting, kayak, rafting o alpinismo en el marco de unos paisajes de ensueño, convertirán tu idílico viaje a este país de Oceanía en unas vacaciones inolvidables.
Los maoríes
Sin embargo, Nueva Zelanda es mucho más que esa espectacular belleza natural en estado puro, ya que en sus entrañas preserva el que se considera su tesoro más preciado: la cultura maorí, una cultura ancestral con unos valores tan arraigados que es el mayor motivo de orgullo de los habitantes de la isla.
La humildad, el altruismo y la hospitalidad son algunos de esos valores. Sienten un gran amor y respeto por el hombre y por la naturaleza que les rodea y son muy espirituales, ya que consideran que todo lo que existe tiene un espíritu llamado Mana.
Es imposible entender Nueva Zelanda sin conocer la cultura maorí. Al parecer, los integrantes de este pueblo indígena de Nueva Zelanda (Aotearoa en lengua maorí) fueron los primeros pobladores de esta isla ubicada en el suroeste del océano Pacífico. Se instalaron en ella entre los siglos IX y XIV a partir de sucesivas migraciones procedentes de la Polinesia oriental.
Según la mitología maorí, sus ancestros era originarios de Hawaiki, isla legendaria desde la que partieron en 7 barcas hasta Aotearoa, dando lugar a cada de una de las 7 tribus originarias maoríes. El nombre del país se traduce como ‘el país de la larga nube blanca’, en referencia, según la tradición, a las formaciones de nubes que ayudaron a los primeros navegantes polinesios a encontrar esta tierra. Hasta finales del siglo XIX, Aotearoa se refería solo a la Isla Norte y a partir de entonces, pasó a denominar a todo el conjunto del país.
Es imposible entender un país como Nueva Zelanda sin conocer la cultura maorí.
Una cultura original
Aunque en la actualidad los maoríes están perfectamente integrados en los núcleos urbanos, principalmente en la Isla Norte, durante muchos años vivieron aislados del resto del mundo y tuvieron que adaptar su vida a la geografía y a los recursos del nuevo territorio. En 1835, Nueva Zelanda se declaró país independiente y en 1840 pasó a denominarse oficialmente Aotearoa y se convirtió en una colonia británica mediante la firma del Tratado de Waitangi. En aquel momento la población era de 100.000 nativos por 2.000 blancos en las islas, mientras que en 1896 era ya de 42.000 nativos frente a 700.000 colonos. En la actualidad, la población maorí supone un 15% del total de los 4,4 millones de neozelandeses que habitan las islas (unos 660.000).
Los maoríes supieron ganarse el respeto de los antiguos colonos ingleses, que no solo no lograron imponer su cultura, sino que aceptaron la cultura maorí y permitieron la convivencia de ambas en la isla, de forma que hoy en día el inglés y el maorí son los idiomas oficiales (solo un 3% de los maoríes mantiene su idioma). Nueva Zelanda dejó de ser colonia británica en 1907 y en 1947 alcanzó la independencia total. Actualmente es una monarquía constitucional en la que el rey Carlos III es el actual jefe de Estado, aunque sus poderes están limitados por la Ley Constitucional de 1986.
El ‘Moko’ o el ‘Ta Moko’ eran los tatuajes que servían para distinguir a las tribus maoríes.
Desafíos
Los maoríes tienen ahora importantes desafíos por delante y es que, si bien Nueva Zelanda ha adoptado la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, estos siguen sin cumplirse del todo. El tratado de Waitangi deja la protección de los indígenas prácticamente en manos de la buena voluntad política.
La haka, el grito de guerra
Si hablamos de Nueva Zelanda y de la cultura maorí no podemos pasar por alto a lo que hoy es su mayor exponente en el mundo: la haka, esa antigua danza que los guerreros maoríes bailaban antes de entrar en combate para desafiar a los rivales de guerra y mostrar su poder, su valentía y su fuerza, así como su respeto por el contrario. Este intimidatorio baile tribal, compuesto por cantos y gritos, se sigue representando hoy en día en bodas y en celebraciones, como signo de hospitalidad y como reclamo turístico en distintos lugares del país, así que es imprescindible y totalmente recomendable para el turista presenciarlo en su hábitat original.
La haka es la antigua danza que los guerreros maoríes bailaban antes de entrar en combate.
Por encima de todas las hakas hay una que se ha ganado la simpatía de todo el mundo por ser un auténtico espectáculo en si misma. Se trata de la haka Ka Mate, la más popular del país, representada por la selección nacional de rugby de Nueva Zelanda, los All Blacks, al inicio de todos sus partidos. Fue a raíz del mundial de 2011 celebrado en el país oceánico cuando la representación de esta haka tuvo una enorme repercusión mediática en todo el mundo.
La Ka Mate consiste en una danza compuesta por percusión corporal y canto. Se hace al unísono, y entre los movimientos rítmicos que la caracterizan se encuentran: fuertes pisotones en el suelo, movimientos de brazos, manos temblorosas y los singulares gestos faciales que pondrían nervioso a cualquiera. La potencia de sus voces se puede escuchar desde las gradas, que en la mayoría de los casos, permanecen en un silencio absoluto ante semejante espectáculo.
La haka Ka Mate fue compuesta alrededor de 1820 por Te Rauparaha, jefe de la tribu Ngati Toa, y es el relato de una de sus hazañas. Mientras era perseguido por otra tribu rival, fue escondido por Te Wharerangi, en la tribu Ngati Tuwharetoa, en un hoyo de un campo de Kumara (batata) con la esposa del que le ayudó a escapar sentada encima a modo de protección. Además de la Ka Mate, desde 2005 los All Blacks cuentan con una haka propia, Kapa O Pango (El equipo de negro), compuesta por Derek Lardelli, un experto en cultura maorí, e interpretan indistintamente una u otra.
Los All Blacks llevan además en su logotipo el helecho, el símbolo neozelandés por excelencia. Sus hojas ayudaban a los guerreros a guiarse en las batallas cuando llegaba la noche, ya que por su color plata brillaban a la luz de la luna.
Letra de la haka Ka Mate
¡Prepárense! ¡Prepárense!
Manos en la cadera, doblen las rodillas
Golpeen los muslos con las manos
Golpeen el suelo con los pies lo más fuerte que puedan
Lo más fuerte que podamos
¡Muero! ¡Muero! ¡Vivo! ¡Vivo!
¡Muero! ¡Muero! ¡Vivo! ¡Vivo!
Se trata del hombre greñudo
que fue a buscar el sol
y lo hizo brillar de nuevo
Un paso hacia arriba! Otro paso más!
Un paso hacia arriba, otro más, el sol brilla!
Nueva Zelanda es así
- Wellington es la capital de Nueva Zelanda y la más austral de todo el mundo.
- El 75% de la población vive en la Isla Norte y casi la mitad de ellos en Auckland, la ciudad más grande del país.
- La superficie del país es de 268.000 km2, la mitad que España.
- Su moneda es el New Zeland Dólar (1 euro equivale a 1,7 dólares neozelandeses).
- En los billetes de 5 dólares aparece el alpinista neozelandés Edmund Hillary que junto con el sherpa nepalí Tenzing Norgay fueron en 1953 los primeros en subir al Everest.
- Fue el primer país del mundo que aprobó el voto femenino en 1893.
- Está considerado el país más pacífico y con menos corrupción del mundo.
- La industria ganadera es uno de los principales motores del país, en particular la ovina, y hay al menos 10 ovejas por habitante.
- Es un país frío y la mejor época del año para visitarlo es cuando allí es verano, entre diciembre y febrero.
- El kiwi en Nueva Zelanda tiene tres significados: una persona nacida en ese país, un pájaro autóctono y la fruta.
- Un tercio del país está considerado reserva nacional protegida, lo que hace de él un auténtico paraíso.
- La calle más empinada del mundo es Baldwin Street, está en la Isla Sur y tiene una pendiente de 19 grados.
- El pueblo con el nombre más largo del mundo está en la costa este de Nueva Zelanda y se llama Taumatawhakatangihangakoauauotamateaturipukakapikimaungahoronukupokaiwhenuakitanatahu (y no es que se haya vuelto loco el teclado del ordenador, aunque parezca imposible se llama así).
Un saludo muy peculiar
Nau mai haere mai ki aotearoa (Bienvenidos a Aotearoa). Así, con este saludo, te recibirán los maoríes si decides visitar Nueva Zelanda. A continuación, te darán el hongi, tradicional saludo en el que se unen la frente y la nariz con la otra persona para intercambiar el ‘ha’ o aliento vital. En ese momento, dejarás de ser un simple turista para convertirte en un hombre ‘de la tierra’ con la responsabilidad que eso conlleva de proteger desde ese instante y para siempre al pueblo maorí.
Más que un tatuaje
Uno de los rasgos más significativos de los maoríes son sus tatuajes faciales, que pasaban de padres a hijos y se han mantenido hasta nuestros días como algo más que un elemento decorativo. Considerados necesarios para entender sus orígenes, el ‘Moko’ o ‘Ta Moko’, servían para distinguir la tribu maorí a la que pertenecían, así como para reflejar las historias de sus batallas. Las mujeres también se tatuaban la barbilla para indicar su unión con un guerrero y el hecho de tatuarse era una parte principal de los rituales que tenían lugar cuando se pasaba de la adolescencia a la madurez. Los tatuajes los realizaba el tohunga ta moko (experto en tatuajes) con un cincel de hueso de albatros y un mazo. Los pigmentos se obtenían de un hongo de larvas de polillas y tizones quemados y se guardaban en vasijas.