Todas las Navidades, los niños de Euskadi y Navarra reciben con mucha ilusión la llegada de los Reyes Magos el 5 de enero, unos días después del Olentzero, el tradicional carbonero que todos los 24 de diciembre es recibido antes de comenzar con su popular entrega de regalos a los niños. Pero, ¿conocemos la historia que hay detrás de estos personajes?
Olentzero
Nuestro querido Olentzero es un carbonero mitológico que se dedica a hacer carbón vegetal en el bosque y que cada invierno baja de las montañas a los pueblos de Euskadi, Navarra e Iparralde, para hacer entrega de regalos a los niños de estos territorios. Además, Olentzero tiene su propia canción, ‘Horra Horra gure Olentzero’, que entonan los más ‘txikis’ todas las Navidades.
Historia de Olentzero
El origen del Olentzero está en la zona de Lesaka, en Navarra. La hipótesis más extendida es que el origen de Olentzero es anterior a la cristianización de Navarra y la primera referencia que se tiene de él es en los Fueros Navarros bajo el nombre Onenzaro. La denominación más común de este personaje es la de Olentzero, pero también como Olentzaro, Orentzaro, Onentzaro y Orantzaro, dependiendo de la zona.
Antiguamente, se celebraba el solsticio de invierno y este personaje representaba la destrucción de todo lo viejo para dar la bienvenida a todo lo nuevo. De ahí la quema que se realizaba de este muñeco en el pasacalles que entonces se realizaba en Nochevieja para dar la bienvenida al Año Nuevo. Sin embargo, con la introducción del cristianismo, Olentzero se convirtió en el anunciador de la noticia del nacimiento de Jesús, algo que quedó atrás a medida que transcurría el siglo XX, recuperando su personalidad y origen como carbonero pero introduciendo el regalos de regalos a los niños como hace Papá Noel, ya que en sus orígenes no le gustaban nada los niños y cuando bajaba de las montañas para vender carbón los niños se escondían porque le tenían miedo. Incluso hay leyendas que lo dibujan como un gigante que venía con una hoz a cortar la cabeza de los niños y otras historias cuentan que bajaba por la chimenea con la cara tiznada, los ojos rojos y aire fiero.
Melchor, Gaspar y Baltasar
Los Reyes Magos son Melchor, Gaspar y Baltasar, tres personajes bíblicos que, según la tradición cristiana, estos tres hombres sabios, guiados por una estrella que apareció en el cielo y que les llevó hasta Belén, fueron a visitar al niño Jesús cuando nació y le llevaron oro, incienso y mirra a modo de regalo.
Historia de los Reyes Magos
La historia de los Reyes Magos se encuentra en el Nuevo Testamento de la Biblia, concretamente en el libro de Mateo. En él se cuenta que los Reyes Magos fueron a ver al rey Herodes para preguntarle dónde estaba el niño que había nacido como rey de los judíos, pues querían rendirle adoración. Herodes dijo no saber nada al respecto y les pidió que le avisaran cuando encontraran al niño, pero en realidad lo que quería era matarle para eliminar a un posible rival. Así, Melchor, Gaspar y Baltasar emprendieron la búsqueda del niño Jesús siguiendo una estrella que les guió hasta Belén y una vez allí le hicieron entrega de oro, incienso y mirra. Avisados por un ángel que se les apareció en sueños, decidieron no volver a ver a Herodes y regresaron a su país por otro camino para no dar pistas a su séquito. La historia de los Reyes Magos es una de las más conocidas y queridas de la tradición cristiana, y se celebra cada año el 6 de enero, en la fiesta de la Epifanía.
La fiesta de la Epifanía
La fiesta de la Epifanía se celebra el 6 de enero, día en el que se conmemora la llegada de los Reyes Magos a Belén. Esta fiesta tiene su origen en el Nuevo Testamento de la Biblia, en el libro de Mateo, donde se cuenta la historia de los Reyes Magos, y tiene un significado espiritual y simbólico para los cristianos, ya que conmemora la revelación de Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios, a todo el mundo. De ahí su nombre, ya que la palabra ‘epifanía’ viene del griego y significa ‘manifestación’ o ‘aparición’.
En esta fecha, los niños se levantan muy pronto ya que desean ver los regalos que los Reyes Magos les han dejado en los zapatos que depositan la noche anterior bajo el árbol de Navidad. También es habitual que los más pequeños les dejen unos dulces y un poco de vino o champán para que sus majestades puedan recuperar el aliento entre visita y visita a cada una de las casas.
Otra tradición de esta fiesta es desayunar Roscón de Reyes, una rosca de pan dulce rellena de frutas escarchadas y con una haba y la figurita de un rey escondida dentro. La persona que encuentre el haba deberá pagar el roscón, mientras que quien tenga la fortuna de toparse con la figurita, será el portador de la corona de papel que viene con el roscón.