El bádminton es habilidoso y elegante como el claqué. Dos jugadores o parejas se enfrentan entre sí en una pista rectangular dividida por una red. A diferencia del tenis o el pádel, las raquetas no golpean una pelota sino un corcho de plumas con forma de cono al que se le llama volante. En caso de superar la red y aterrizar en campo contrario, bastaría con que tocase el suelo para que se diera por finalizado el punto. Hasta aquí las nociones más básicas del bádminton. ¿Sabemos dónde y cuándo nació? ¿Hace mucho que es deporte olímpico? ¿Cómo ha sido su evolución? ¿Y qué hay de sus reglas? Para conocer las respuestas de todas estas preguntas, sigue leyendo. 

Un invento indio

Después del críquet y el fútbol, el bádminton es el deporte favorito en India. En sus inicios se llamaba Poona, lo que coincide con la ciudad del mismo nombre ubicada en el estado indio occidental del Maharashtra. El vasto país asiático, con más de 1.300 millones de habitantes, estuvo bajo tutela del imperio británico durante más de dos siglos. A los oficiales del ejército de la corona inglesa les gustó el deporte y en los años 70 del siglo XIX se exportó a Europa. Los duques y miembros de la familia real británica adoptaron el juego y lo hicieron suyo en sus fincas campestres. 

Tras la fundación de la ‘Badminton House’ de Gloucestershire, el deporte se oficializó. Entre finales del siglo XIX y principios del XX se estableció en Estados Unidos y Canadá, se unificaron las reglas y surgieron los primeros clubes de bádminton. El primer torneo norteamericano tardó en llegar y no se disputó hasta 1937 en Chicago. Su expansión a Occidente ha corrido en paralelo con la fama adquirida en países asiáticos como China, Japón, Indonesia y, por supuesto, en India. 

Cuestión de flexibilidad

La pista mide 13,40 metros de largo y 6,10 metros de ancho, unas dimensiones bastante más reducidas que las de una cancha de tenis reglamentaria (23,77 metros x 8,23 metros). El partido se juega al mejor de tres sets de 21 puntos. En el caso de empate a 20 se debe lograr una diferencia de dos puntos y como máximo se alcanzarían los 30 puntos. Se requiere una notable flexibilidad y capacidad de reflejos debido a su continuo intercambio de golpes, cambios de dirección y remates en posturas variopintas. Ha sido calificado como el deporte más rápido del mundo. Se han registrado golpes en los que el volante supera los 400 kilómetros por hora. 

Barcelona 92, el estreno

Su historia en los Juegos Olímpicos es muy cortita y justo ahora acaba de cumplir 30 años. El bádminton se estrenó en Barcelona 92. China, Indonesia y Corea del Sur son los países que atesoran más triunfos olímpicos. Fu Haeifeng y Gao Ling, en categoría masculina y femenina, encabezan el listado con tres y cuatro medallas respectivamente. 

El torneo con más solera del circuito es el de All England, que se disputa en Birmingham desde 1899. Hasta la instauración del Campeonato del Mundo, en 1977, y antes del ansiado evento olímpico, era el torneo por excelencia en el mundo del bádminton. Las competiciones por equipos -equivalentes a la Copa Davis en el tenis- más importantes son la Thomas Cup (categoría masculina) y Uber Cup (categoría femenina). La Sudirman Cup, por su parte, es el campeonato del mundo por países que se celebra cada dos años desde 1989. China, una vez más, es la máxima dominadora de la competición con cinco trofeos.

Carolina Marín: la estrella andaluza

Con 29 años, la jugadora onubense es una de las indiscutibles reinas de este deporte. Oro olímpico en bádminton en los Juegos de Río 2016, tres oros mundiales y cinco europeos destacan en el amplio palmarés de Carolina Marín. Esta fabulosa trayectoria le valió para que la revista Forbes la incluyera en el listado de 2018 de las ‘30 menores de 30’ a los que no perder de vista en el ámbito deportivo. Ella es la Messi o Mbappé del bádminton español. No todo han sido alegrías. En 2021 se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda y los meniscos interno y externo. Se quedó sin los Juegos de Tokio, por lo que tuvo que decir adiós al sueño de repetir medalla olímpica. 


La jugadora andaluza entrena en el pabellón de bádminton del Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada (Granada). Tras un largo y tortuoso proceso de rehabilitación que la tuvo apartada fuera de las pistas casi un año, Marín llegó a la final del Abierto de Francia en octubre, donde cayó eliminada ante la jugadora china He Bing Jiao. En semifinales, había hecho lo más difícil al derrotar a la vigente campeona del mundo, Akane Yamagucthi. Sus miras están puestas en la siguiente cita olímpica. “Me he dado cuenta de que ya no me quedan tantos años de carrera deportiva de alto nivel y lo que me queda lo quiero disfrutar. Me quiero cuidar más para conseguir el objetivo de París 2024”, reconoció en El País.