Desde su envidiado estado del bienestar pasando por una forma de vida relajada, sostenible y moderna, Dinamarca es el espejo de media Europa. Más allá de la famosa serie televisiva 'Borgen', lleva en boca de analistas, sociólogos y representantes políticos bastante tiempo. La realidad es que en el país escandinavo se vive bien y que sus habitantes son felices. O eso es al menos lo que nos cuentan los informes anuales de la ONU; la pequeña y fría Dinamarca siempre sale muy bien parada en términos de felicidad. El secreto, al parecer, consiste en el hygge. ¿Qué es exactamente? ¿Se puede exportar a otros lugares? ¿Cuáles serían sus claves? A continuación, todo lo que debes saber sobre este concepto 100% danés.
1. Por su enrevesada sintaxis, podría colar como un tipo de yoga específico. Nada que ver. Se pronunciaría algo así como 'hugue' y normalmente se asocia a algo acogedor y cálido. Se ha debatido mucho sobre su traducción a otros idiomas y su significado no resulta fácil de explicar; carece de un consenso claro. Los daneses aseguran que no se trata de una sensación concreta. Es una filosofía de vida sosegada que abarcaría todo lo que hacemos. El hygge es una actitud total.
2. En el libro 'Hygge. La felicidad de las pequeñas cosas', de Meik Wikking, se apunta ya desde el mismo título a la importancia de los aspectos cotidianos y aparentemente menores de nuestras vidas. Publicado en 2017, en plena fiebre hygge, el ensayo es un completo manual sobre cómo debemos escoger la luz adecuada, pequeños trucos para preparar una cena con amigos, recetas de cocina, la ropa, la comida y la bebida… Los detalles insignificantes marcan la diferencia en la feliz arcadia danesa. Dicho por la propia autora: "Creo firmemente que Dinamarca puede ser una especie de fuente de inspiración para mejorar la felicidad de los ciudadanos de otros países".
3. Helen Russell, autora de otro libro referencial sobre el exitoso caso danés, 'The Year of Living Danishly: Uncovering the Secrets of the World’s Happiest Country', aporta una tesis parecida: "El resto del mundo parece estarse dando cuenta gradualmente de lo que los daneses han sabido durante generaciones: que pasar un tiempo relajado y acogedor con amigos y familiares, tomando café con pastel o cerveza, puede ser bueno para el alma".
4. Oda a la vida sencilla, en definitiva. A veces nos rompemos la cabeza con planes extremadamente complicados, caros o muy difíciles de realizar. Dar la vuelta al mundo no es sinónimo de felicidad. Basta con que algo te guste. Esos chispazos felices suelen relacionarse con situaciones diarias de lo más corrientes. Ir al monte, tomar unas cañas en una terraza, un juego de mesa, ver una película en casa, una puesta de sol, desayunar fuera… Todas estas cosas son muy 'hyggelig'. También puede ocurrir que lo que para uno es relajante y disfrutable para otro no lo sea en absoluto. Dependerá de cada uno de nosotros.
5. Hay que huir rápidamente de situaciones incómodas y lugares desagradables, lo que calificaríamos como 'uhyggelig'. La comodidad y el bienestar escandinavo se reflejan también en la estética y la calidez de los interiores. Los daneses suelen reunirse en sus casas, ya que los inviernos son largos y duros. Ahí es donde crean ambientes propicios para el disfrute y el relax. Y no se estrujan demasiado los sesos: es suficiente con una iluminación tenue, una música relajada, una decoración de colores pastel, unas flores en una mesa madera… Cuidemos este tipo de cosas. Al fin y al cabo, en la filosofía hygge lo que cuenta es la calidad.
6. El concepto ha causado tanto furor estos años que se ha trasladado a panaderías, cafeterías, bares… Todo tipo de espacios fuera de su lugar de origen ofrecen ahora el sello hygge como si fuese una marca comercial. Muchas veces es un gesto artificioso y forzado, queda como un mero reclamo publicitario; en otras ocasiones, sí se logra contagiar su espíritu original con autenticidad y naturalidad. El blog de la joven periodista inglesa Kayleigh, www.hellohygge.com, incide en su carácter transversal y transmite el mensaje de que se puede encontrar esta felicidad made in Dinamarca en cualquier ámbito de la vida.
7. Sus detractores lo acusan de ñoño, blando y hasta homogeneizador; la atractiva y acogedora estética minimalista escandinava representada por IKEA es la muestra de la mercantilización del movimiento hygge. También es verdad que más allá del debate entre fans y haters, Dinamarca ha sabido transmitir una manera de vivir que es la envidia del mundo. Más sostenible, más verde, más armoniosa. Y sí, más feliz. Quizás el secreto escandinavo no sea nada del otro jueves y se trataría básicamente de poner un poco de cariño a todo lo que hacemos. No parece tan complicado.