aótica, ruidosa e inabarcable, todo aquel que ha estado alguna vez en Nueva Delhi coincide: hay que darle tiempo, lo bueno llega tras cogerle el pulso a esta compleja ciudad donde las vacas deambulan por calles entre chabolas en una megalópolis de más de 25 millones de habitantes. Una vez superado el shock inicial, la capital india se presta a ser callejeada por las laberínticas calles de Old Delhi y Paharganj o a detenernos ante sus majestuosos mausoleos y monumentos de gran interés turístico. En este Top 10 también descubriremos un sorprendente jardín donde relajarse y alejarse del bullicio y, como no puede ser de otra manera, seguiremos los pasos del héroe y símbolo nacional Mahatma Gandhi.
74 años después de su asesinato a manos de un radical hinduista asociado a la extrema derecha, la impronta de Gandhi está lejos de desaparecer. Orgullo de la población, icono de la no violencia y adalid del vegetarianismo, cada 2 de octubre se conmemora la fecha de su nacimiento con la celebración del Gandhi Jayanti. En Birla Bhavan pasó los últimos 144 días de su vida, alejado ya de la austeridad que le había caracterizado en una gran mansión rodeada de vegetación. Abierta al público desde los años 70 como casa-museo, la visita a su habitación resulta especialmente emocionante. A Gandhi lo mataron disparándole a sangre fría en el jardín de su casa el 30 de enero de 1948.
El segundo emperador del imperio Mogol reposa en este lugar, Patrimonio de la Humanidad y fuente de inspiración para el Taj Mahal. Además de Humayun, en el gran mausoleo reposan los restos de otros insignes mandatarios -la tumba de Isa Kahn-, maestros y discípulos en un espacio compuesto por diversas construcciones. Se respira paz y armonía. La visita se puede completar con una visita por los exuberantes jardines de Lodhi, donde se encuentran las tumbas de la dinastía del mismo nombre. Plan inmejorable para escapar del ruido y polvo que imperan en la capital.
En India conviven diferentes religiones conformando un crisol de creencias. El hinduismo -profesado por el 80% de sus habitantes- es mayoritario, pero en este país de 1.300 millones de habitantes también tienen su hueco el islam, el cristianismo y el budismo. La diversidad de creencias y el respeto a cada una de ellas es una de las grandes lecciones del gigante asiático. Lo dijo Gandhi: “Hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en diferentes ramas”. La mezquita de Delhi es grandiosa. Imponente. Se necesitaron 12 años y 5.000 hombres para levantar esta obra que mandó construir el emperador mongol Shah Jahan, el mismo dirigente que estuvo detrás del Taj Mahal. Se hizo entre 1644 y 1656 y costó un millón de rublos. El patio es enorme: puede alojar hasta a 25.000 fieles.
El nombre proviene del color de la piedra arenisca con la que se construyó. Llama la atención la extensión de sus larguísimos muros, de 6 kilómetros de longitud, que pertenecen al periodo del emperador Shah Jahan. Cuando fijó su reinado en Nueva Delhi moldeó el carácter de la capital con la edificación de varias joyas de la cultura mogol. Esta es una de ellas. Patrimonio de la Humanidad, al Fuerte Rojo se accede por la solemne puerta monumental de Lahori gate. Es un espacio de gran simbología e importancia en la vida política de país. El jefe de Estado pronuncia aquí su discurso el Día de la Independencia que se celebra en India desde el 15 de agosto de 1947.
Conocido popularmente como el Arco del triunfo indio, homenajea a los 70.000 soldados indios que perdieron sus vidas en el bando británico durante la Primera Guerra Mundial. Otro icono arquitectónico, esta vez de estilo occidental, también rinde tributo a aquellos combatientes que perecieron en la contienda indo-paquistaní de 1971. De 42 metros de alto, mide casi el doble que la vecina cúpula de Canopy (23 metros), donde se le rinde tributo al rey inglés Jorge V. Su escultura fue trasladada de lugar tras la proclamación de la independencia. Actualmente se encuentra en Coronation Park, junto a la plana mayor del Raj británico, el gobierno colonial inglés que se estableció en India entre 1858 y 1947.
Llega la hora de empaparse del verdadero espíritu de la densa Nueva Delhi. El barrio de Paharganj es uno de los lugares de mochileros por excelencia gracias a sus bajos precios. En su calle principal, la bulliciosa Main Bazaar, hay de todo: puestos callejeros, cafeterías, tiendas, cibercafés, hostales, terrazas, comida india, gastronomía occidental... La vida circula a toda velocidad, los olores son fortísimos y el ruido y la suciedad se adueñan de una zona que, no obstante, tiene el encanto de lo auténtico. Conviene extremar las precauciones: los carteristas hacen su agosto en Main Bazaar.
Retomamos el rastro del conocido pacifista en Nueva Delhi. El parque que lleva su nombre (Mahatma Gandhi Park) es una de las históricas zonas verdes de la ciudad y contiene una estatua levantada en su honor. Pero es en el museo Gandhi donde mejor se puede conocer la vida de este personaje universal y ‘padre de la nación’ india. Birla Bahvan era el aperitivo, el final de sus días. National Gandhi Museum, en cambio, es enorme y muy completo: está compuesto por cinco pabellones en los que se muestran esculturas, fotografías y pinturas de Gandhi, así como abundante información sobre su filosofía política y el mensaje de no violencia o ‘ahinsa’.
Último encuentro con el héroe nacional. Aquí fue incinerado, en enero de 1948, Mahatma Gandhi. Antes de morir asesinado el liberador indio pronunció la expresión ‘Hey Ram’, unas palabras que están escritas en la losa de mármol donde descansan sus cenizas. Estamos al lado del museo que acabamos de visitar, en un bonito lugar ajardinado y emotivo donde arde un fuego a modo de homenaje. La llama eterna rememora su legado en esta pequeña necrópolis que atrae a locales y visitantes. Inmortal Gandhi.
Si la vida de una ciudad se mide por el espíritu de sus mercados de abastos y tradicionales, este de Nueva Delhi abraza la idea del caos como ningún otro. La actividad en Chandni Chowk es frenética, no hay respiro. Conviene armarse de paciencia para poder disfrutar de, por otra parte, un espacio fotogénico y representativo de la capital india. No está lejos de la mezquita de Jama Masjid, por lo que se pueden compaginar ambos planes perfectamente.
Devoción, pureza, paz y espiritualidad. Esta lista de imprescindibles de Nueva Delhi culmina con los mensajes de recogimiento e introspección hindúes de este templo. Se abrió en 2005, pero la falta de historia no es un impedimento para disfrutar de un complejo de piedra arenisca y mármol construido con la ayuda de 300.000 voluntarios, de los cuales 8.000 venían de otras partes del mundo. Un epílogo espectacular.
“El viaje más bonito que he hecho ha sido con mi pareja a Indonesia”
“Hicimos una ruta de un mes con cuatro amigos. De Nepal fuimos a Benarés y de ahí a Nueva Delhi? ”
“Recién casados viajábamos más. Dos destinos que nos han marcado fueron la India y México”