Ramón María del Valle-Inclán se le reconoce enseguida: pelo blanco y alborotado, gafas redondas y una barba legendaria con el que se había adelantado a la moda hípster hace más de 100 años. Su aspecto es tan característico que el diputado del PSOE de mayor edad del Congreso, Agustín Javier Zamarrón, fue carne de memes en 2019 por su parecido con el escritor y el uso de un lenguaje barroco, como de otra época. Valle-Inclán o Valle es autor de casi un centenar de obras: ‘El marqués de Bradomín’, ‘Divinas palabras’, ‘Tirano banderas’, ‘Sonatas’, ‘Águila de blasón’ o ‘El ruedo ibérico’, entre otras.

Nacido en Vilanova de Arousa, Pontevedra, en 1866, fue hijo del galleguista Ramón Valle-Inclán Bermúdez y, tras haber pasado por Cuba y México, donde ejerció de periodista, se hizo un hueco en las tertulias de las abundantes cafeterías madrileñas: Fornos, Suizo, café del Príncipe, café de Madrid, café de El Gato Negro, Café Gijón... Su peculiar aspecto hippie antes de la época hippie, entre descuidado y científico pasado de rosca, no pasó desapercibido en el circuito literario de Madrid.

Su mala leche, también legendaria, le jugó más de una mala pasada. En 1899 se enzarzó en una trifulca en el café de la Montaña con el periodista y escritor Manuel Bueno, adscrito a la Generación del 98. Durante la pelea, éste le arreó un bastonazo que se incrustó en el brazo izquierdo del autor de ‘Luces de Bohemia’; la herida se gangrenó y acabó perdiendo la extremidad. En el siguiente encuentro entre los enfrentados escritores hicieron las paces. Las anécdotas sobre su figura son cuantiosas. Se cuenta que paseando por Madrid se encontró con Miguel de Unamuno y Pío Baroja, con los que no tenía especial sintonía literaria, y acabaron los tres a grito limpio, insultándose y gritándose en plena calle.

Rubén Darío, padre del modernismo, marcó su etapa narrativa inicial, al que pertenecen las obras ‘El marqués de Bradomín’ (1906) y ‘El yermo de las almas’ (1908). El escritor gallego fue enviado al frente francés en 1916 para contar vicisitudes bélicas desde la trinchera en la Primera Guerra Mundial. Se opuso frontalmente a la dictadura de Primo de Rivera, lo que le llevó a ser detenido en vía pública por criticar abiertamente el régimen. Valle-Inclán, polemista profesional, pisaría la cárcel en 1929 por negarse a pagar una multa tras unos nuevos incidentes, esta vez, con motivo del estreno de la obra de ‘El hijo del diablo’ de Montaner. Pasó 10 días bajo rejas.

Sus textos y reflexiones siguen colándose en distintos ámbitos de la actualidad, desde el anecdotario político español a recovecos culturales y artísticos. En 2020 la compañía teatral Grumelot propuso un peregrinaje de siete horas por Madrid partiendo del libro ‘La lámpara maravillosa’. El cine de Álex de la Iglesia es claramente deudor de lo macabro y lo grotesco, la escuela esperpéntica de Valle-Inclán que refleja en su serie ‘30 Monedas’, en HBO. El año pasado, el artista vigués Teo Cardalda (Cómplices, Golpes Bajos) publicó un libro-disco de 16 cortes en los que adaptaba un total de nueve poemas del escritor, dramaturgo y poeta gallego. La ópera pop ‘Claves líricas’ es la penúltima demostración de la influencia de una figura clave de las letras del siglo XX. Como ocurre con los grandes clásicos, se resiste a perder vigencia.

“No soy mucho de leer. Hicimos limpieza de libros hace poco pero dejamos nuestros favoritos”

“Recomiendo leer ‘Luces de Bohemia’, de Valle Inclán y también me gusta leer biografías”